La coalición internacional tropieza en Siria
Cuando consumimos noticias relativas al conflicto sirio tal parece que Estados Unidos está ayudando al Estado Islámico. La coalición internacional, liderada por Washington, lucha contra los yihadistas del Estado Islámico (EI), pero también es una manera de probar de fuerza y enseñar músculo a Rusia y sus aliados. No obstante la coalición sigue bombardeando las ciudades principales para bloquear los convoy de los combatientes del EI. Las operaciones están enfocadas en estos momentos en la zona fronteriza de Ras Baalbek y Qaa (noreste del Líbano). Mientras bombardean, le responden a los rusos y las fuerzas pro Bashar al Assad de ningún tipo de acuerdo para que los terroristas circulen por los territorios controlados.
Conscientes sí están de que el Estado Islámico es una “amenaza global”. La guerra civil en la nación árabe lleva activa seis años. Como he asegurado en otras oportunidades, considero que el conflicto no es más que una demostración de fuerza entre dos grandes potencias: Rusia y Estados Unidos. Los intereses de cada una de esta potencia están por encima de alcanzar la paz en la nación del Levante.
Controlar Siria es mantener una posición estratégica geográfica y políticamente en una zona históricamente convulsa.
Desde los inicios de la guerra más de 331 mil personas han fallecido y hasta la fecha no se avizora una resolución de la misma. Ello sin mencionar la crisis de refugiados y desplazados que ha provocado. La presencia de grupos terroristas como el Daesh (Estado Islámico, en árabe) y el yihadista Frente Al Nusra, una versión siria de Al Qaeda, han dilatado un conflicto que pudo resolverse hace tiempo. Estos fueron leña para cocinar una guerra civil que es titular todos los días.
La batalla por controlar Alepo dejó claro que aun cuando la guerra no terminará muy pronto, el régimen de Al Assad no perderá. Alepo le ofreció una plaza consolidada a Siria y sus aliados Rusia e Irán. El uso de armas químicas y los ataques de estas coaliciones contra civiles han sido cuestiones más polémicas. Los bombardeos de un lado y de otro cobraron más víctimas civiles que las acciones de combate en el terreno. Por ejemplo en el mes de abril de este año el ataque con armas químicas en la localidad siria de Jan Sheijun, en la provincia de Idleb (noroeste) causó la muerte a 86 personas. Luego, Estados Unidos bombardeó con misiles Tomahawk la base militar siria de Al Shayrat, en la provincia de Homs, en represalia por el ataque químico.
