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sábado, 2 de septiembre de 2017

La venganza institucional de Estados Unidos a Rusia

Por Yamy

Este 31 de agosto Estados Unidos ordenó a Rusia que cierre su consulado en San Francisco, California, además de otras dos oficinas diplomáticas rusas en Washington y Nueva York. La medida fue adoptada por el Departamento de Estado como respuesta a la decisión de Moscú, en el mes de julio, de expulsar a unos 755 empleados de las representaciones diplomáticas estadounidenses en los consulados de San Petersburgo y otras ciudades en suelo ruso. De acuerdo con analistas, esta decisión de Rusia se dio, a su vez, como reacción a las sanciones que el Congreso estadounidense aprobó en julio contra el Kremlin, por la anexión de la península de Crimea en 2014, y por la supuesta interferencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016. Para la ocasión, el presidente ruso, Vladimir Putin, expresó que no se evidenciaba una mejoría en sus relaciones con Washington.

A través de un comunicado, el Departamento de Estado de Estados Unidos manifestó que tomó la medida para cumplir con el “deseo de paridad” del gobierno ruso, y que "con esta acción, ambos países quedarán con tres consulados cada uno”. Los cierres del consulado de San Francisco y de las oficinas de Washington y Nueva York deben completarse para este sábado dos de septiembre.

Las relaciones entre Estados Unidos y Rusia están viviendo importantes momentos de tensión desde hace varios años. A principios de agosto, el presidente Donald Trump afirmó que las relaciones de su país con el de Vladimir Putin estaban en un “punto bajo peligroso”, luego de criticar al Congreso por haber aprobado nuevas sanciones contra Moscú. Varios medios de prensa establecen una serie de antecedentes para ese resquebrajamiento como cuando en diciembre de 2016, el ahora expresidente Barack Obama aprobó sanciones contra Moscú por haber intentado influir en las elecciones presidenciales de ese año mediante ataques informáticos, dando como resultado la expulsión de 35 diplomáticos rusos en Estados Unidos por considerarlos personas no gratas.

En ese entonces las medidas fueron catalogadas como las más fuertes tomadas por Estados Unidos para responder a un ciberataque realizado por un gobierno extranjero. Incluían  desde la expulsión de diplomáticos hasta posibles acciones encubiertas, además del cierre de dos residencias diplomáticas rusas.

En esta suerte de “dar si me dan” o “dar primero”, en julio pasado, el Congreso estadounidense aprobó nuevas sanciones contra el Kremlin; y ese mismo mes, el presidente ruso Vladimir Puitin ordenó la expulsión de su país a 755 trabajadores de las sedes diplomáticas estadounidenses, como una medida de represalia contra las sanciones. Los diplomáticos estadounidenses expulsados por Moscú tienen hasta hoy para abandonar el país, un día antes de que Estados Unidos lleve a cabo el cierre del consulado de San Francisco y de las dos oficinas rusas. Según indican medios digitales, un funcionario de alto rango del gobierno de Trump afirmó que cerrarían el consulado y la residencia adjunta, así como las dos misiones comerciales, sin embargo conservarán la propiedad aunque no puedan usarla por el momento. Dijo, además, que el personal ruso no tendrá la obligación de salir del país. Por su parte, el equipo diplomático estadounidense en Rusia ha sido notablemente reducido.

En su intervención pública, el portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, expresó que el gobierno de Estados Unidos tiene la intención de mantener una relación bilateral “en espiral descendente”, y ha sugerido querer poner fin a la tensión actual, y evitar acciones de represalia de ambos lados en el futuro para poder avanzar y lograr el objetivo de mejorar las relaciones y la cooperación entre ambos países.

Mientras tanto, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, conversó vía teléfono con el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, y le expresó que lamenta “la escalada de tensiones en las relaciones bilaterales”; y al mismo tiempo afirmó que Moscú estudiaría la orden y actuaría en consecuencia, de acuerdo a un comunicado del ministerio que encabeza. Ambos funcionarios tienen programado reunirse este mes a propósito de la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York.

El presidente estadounidense ha mostrado su intención de querer construir relaciones más cercanas con el Kremlin, y se opuso a la ley de sanciones que incluyó una previsión que limita la capacidad del Ejecutivo para vetarlas y lo obliga a consultar al Congreso primero. Trump ha estado en el centro de las acusaciones que estiman que Rusia interfirió en la elección estadounidense de noviembre de 2016 para favorecerlo, lo que impulsó varias investigaciones para determinar si alguien de su campaña se confabuló con el Kremlin. Pero el gobierno de Putin ha rechazado constantemente haberse involucrado en la contienda y el presidente Trump insistió en que no hubo tal cosa, además de calificar las indagatorias como una “cacería de brujas”.