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martes, 10 de octubre de 2017

Chile y el Techo de Cristal para el desarrollo laboral femenino

Por EvelynR

En enero se dio a conocer en Chile el Primer Informe de Mujeres en Alta Dirección, que reveló que sólo el 8 por ciento de los puestos de gerente general en grandes y medianas empresas, están ocupados por féminas. Varias estadísticas y estudios se suman a este fenómeno social que se conoce como Techo de Cristal, y que se refiere a la barrera que enfrentan las mujeres en el trabajo. Este es una metáfora que hace alusión a las barreras invisibles que encuentran las féminas para abrirse paso profesionalmente y progresar hacia puestos de mayor rentabilidad. Una participación equitativa de mujeres y hombres en puestos de alta responsabilidad es imprescindible para ampliar el talento en los equipos directivos, y también para incrementar equipos complementarios y el aprendizaje mutuo, mediante la mejora de los procesos de tomas de decisiones. Además del impacto positivo asociado al liderazgo femenino y a la diversidad de género.

En el año 1986, el Wall Street Journal realizó una encuesta que expuso que las mujeres trabajadoras de mayor rango estaban ubicadas en áreas no operativas, como personal o relaciones públicas. Con el paso del tiempo esta realidad no ha variado mucho. En enero se dio a conocer en Chile, el Primer Informe de Mujeres en Alta Dirección, que reveló que sólo el 8 por ciento de los puestos de gerente general en grandes y medianas empresas, están ocupados por féminas. Actualmente sigue siendo difícil para las mujeres el acceder a puestos directivos, por ejemplo, sólo un 4 por ciento de las empresas de la lista de Fortune 500 están lideradas por mujeres.

Por su parte, en el 2011,un informe del Sernam señalaba que sólo 31 de los 155 directorios analizados, tienen al menos una mujer, esto representael 20 por ciento del total analizado, y se conforma por 4 empresas IGPA y 12 empresas del Estado. Hasta esa fecha, las únicas empresas con presencia femenina en sus directorios eran Banco Santander, Cencosud, Falabella y Masisa.

Varias estadísticas y estudios se suman a este fenómeno social que se conoce como Techo de Cristal, y que se refiere a la barrera que enfrentan las mujeres en el trabajo. Este es una metáfora que hace alusión a las barreras invisibles que encuentran las féminas para abrirse paso profesionalmente y progresar hacia puestos de mayor rentabilidad.

De acuerdo con un trabajo publicado en Social Forbes, el Techo de Cristal está vinculado con el número de personas de cada empresa en función del género, la diferencia de salario percibida según el sexo, las desigualdades para escalar a nivel profesional en dependencia de si eres hombre o mujer y, además, si esos problemas aumentan o disminuyen de acuerdo al nivel que nos encontremos.

El concepto también está vinculado a cuestiones sociales y culturales. Por ejemplo, las empresas no le otorgan mayores responsabilidades a las mujeres bajo el pretexto de que son más emocionales por su condición de madres, o porque tienen familia y sus sueldos son la segunda entrada financiera del hogar y no la más importante.

Otra justificación es que la mujer sentiría un sentimiento de culpa por descuidar áreas de la vida doméstica que no le significan problemasal hombre, por ejemplo, sentirían que abandonan a sus hijos si extienden sus jornadas laborales, o que les importaría ganar más que sus parejas o considerar que descuidan a sus maridos.

Chile forma parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y posee un alto estándar educacional en mujeres. Es por ello que la Subsecretaria de Economía, Natalia Piergentili, señaló que no podía ser que las mujeres no presenten un mayor número en altos cargos de dirección. Añadió que al sector público y al sector privado les corresponde hacer visible lo invisible, darle voz a los que no tienen voz y tener una mirada homogénea como sociedad.

Según datos de la agrupación Mujeres Empresarias, sólo un 8 por ciento de los puestos de gerencias generales de medianas y grandes empresas son ocupados por féminas, y un 27,6 por ciento si consideramos la participación laboral femenina en cargos de primera línea en las mismas organizaciones. En lo relativo a la participación en cargos ejecutivos de segunda línea, el estudio Primer Informe de Mujeres en Alta Direcciónindicó que sólo un 33,8 por ciento se encuentra en esas posiciones (29,6 por ciento tienen participación en grandes empresas y 38,2 por ciento en organizaciones medianas).

La subsecretaria Piergentili manifestó que la desigualdad de género no puede ser tomada sólo como un tema ideológico; las empresas necesitan a las mujeres, el país nos necesita y se está perdiendo talento medible, generando pérdidas plausibles por no abrir más la puerta.

Según GrupoExpro,aunque al seleccionar perfiles gerenciales la mayoría de las empresas en Chile no discrimina por género, las mujeres postulan 25 por ciento menos comparadas con los hombres, a posiciones de este tipo. Esa realidad confirma la existencia de barreras que dificultan la promoción de las mujeres; alguna de ellas relacionadas con dificultades de conciliación, falta de corresponsabilidad en el ámbito doméstico y de los cuidados. Existen también otras menos visibles relacionadas con el estilo de liderazgo, la falta de transparencia y la ausencia de referentes en el ámbito de las organizaciones empresariales.

Una participación equitativa de mujeres y hombres en puestos de alta responsabilidad es imprescindible para ampliar el talento en los equipos directivos, y también para incrementar equipos complementarios y el aprendizaje mutuo, mediante la mejora de los procesos de tomas de decisiones. Además del impacto positivo asociado al liderazgo femenino y a la diversidad de género.