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domingo, 8 de octubre de 2017

La extinción de lagartos gigantes en Canarias deja notar sus consecuencias

Por Yaima

De acuerdo con una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la reducción de lagartos gigantes en las islas Canarias está alterando seriamente los ecosistemas de la zona. Esos reptiles son fundamentalmente frugívoros, o sea, su alimentación está basada en los frutos; y por tanto contribuyen en gran medida a dispersar las semillas de las plantas. La extinción de los lagartos comprometen la supervivencia de la flora que solo existe en esa región del mundo.

Además de la amenaza que supone a la propia especie, el director del proyecto de investigación de la Estación Biológica de Doñana del CSIC, Alfredo Valido, asegura que la decadencia del lagarto gigante de Canarias ha originado que poco a poco se esté perdiendo a unos jardineros excepcionales. El estudio del CSIC, publicado en la revista “Journal of Ecology”, revela que la extinción de los lagartos ha provocado una visible reducción en la conectividad y en las características genéticas de importantes poblaciones de plantas. Por ejemplo, la orijama, que es un arbusto endémico de las islas Canarias que depende única y exclusivamente de que ellos engullan sus frutos para que luego puedan dispersar sus semillas y mantenerse.

Sin embargo, el experto Alfredo Valido explica que a pesar de la pérdida de los lagartos gigantes y sus graves repercusiones en la vegetación, no cree que la orijama pueda desaparecer a corto o mediano plazo, pues en el Amazonas ya hay árboles cuyos dispersores desaparecieron hace unos 500 años.

La disminución de los lagartos gigantes de Gran Canaria tiene su origen hace 2 600 años con la llegada de los primeros colonizadores a las islas y, sobre todo, de especies invasoras asociadas a los humanos, como los gatos o las cabras asilvestradas. El director del CSIC afirma que la solución para evitar la extinción de los lagartos es acabar con las especies que se los comen, al menos en las zonas protegidas. En el caso de los gatos, que son nocturnos, propone tender trampas y esterilizarlos. Pero en cuanto a las cabras, considera que habría que ser más radical porque es prácticamente imposible capturarlas en zonas con acantilados.

El director del departamento de Sanidad y Anatomía Animal en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona, Manel López, señala que lanzar dardos anticonceptivos a las cabras podría ser una solución. No obstante, reconoce que lo ideal sería anestesiar al animal y después ponerle el fármaco. De esa forma pudieran asegurarse de que la dosis entra completamente en su cuerpo y, además, le pondrían un identificador.

Los expertos indican que cada vez son más pequeños los lagartos en las Canarias. Se estima que anteriormente en Tenerife hubo ejemplares de medio metro de longitud sin contar la cola, y ahora los que hay son como máximo de 14 centímetros. Los investigadores señalan que esto también influye en cómo dispersan las semillas. Mientras disminuye el tamaño de los lagartos, el territorio en el que las esparcen es mucho menor.