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jueves, 12 de octubre de 2017

La historia de las cataratas de sangre

Por EvelynR

La Antártida es conocida también como el sexto continente y alberga cerca del 80% del agua dulce del planeta, además de ser el continente con los promedios de temperatura y de humedad más bajos de la Tierra. Las conocidas ´Cataratas de sangre en la Antártida, un misterio sin explicación desde hace unos 100 años. Estas se localizan debajo del glaciar de Taylor y fueron descubiertas desde el año 1911 por el geocientífico Griffith Taylor, en honor del cual fue nombrado. Desde que el investigador descubrió en los Valles Secos de McMurdo, en Tierra de Victoria, al este de la Antártida, este paraje el pasado siglo, el suceso había estado rodeado de misterio. Los primeros exploradores del continente atribuyeron el color rojo de las aguas a las algas rojas, aunque posteriormente se demostró que el fenómeno es producido debido a la presencia del óxido de hierro.

Continuamente la naturaleza nos sorprende con fenómenos difíciles e inusuales de explicar. Esto se multiplica cuando nos adentramos en aquellas regiones que resultan más inhóspitas y menos conocidas para los humanos. Nos referimos, en este caso a la Antártida, en el cual se encuentra el Polo Sur. Fue el último continente descubierto, el más riguroso y exótico.

La Antártida es conocida también como el sexto continente, y de acuerdo con el nivel superficial sobre el nivel del mar promedio de su indlandsis (territorio cubierto de hielos de dimensiones continentales que forma parte de los casquetes polares), es el continente más elevado de la Tierra, con una altitud promedio de 2 mil metros sobre el nivel del mar. Este alberga cerca del 80 por ciento del agua dulce del planeta, además de ser el continente con los promedios de temperatura y de humedad más bajos de la Tierra.

En este continente, con sus particulares parajes, con limitado turismo y pesca, donde lo más usual son las investigaciones científicas, los descubrimientos y sucesos que ahí se desarrollan cobran relevancia debido al halo de misterio y cierto desconocimiento que los envuelve.

Tal es el caso de las conocidas ´Cataratas de sangre` en la Antártida, un misterio sin explicación desde hace unos 100 años. Estas se localizan debajo del glaciar de Taylor y fueron descubiertas desde el año 1911 por el geocientífico Griffith Taylor, en honor del cual fue nombrado. Desde que el investigador descubrió en los Valles Secos de McMurdo, en Tierra de Victoria, al este de la Antártida, este paraje el pasado siglo, el suceso había estado rodeado de misterio. Los primeros exploradores del continente atribuyeron el color rojo de las aguas a las algas rojas, aunque posteriormente se demostró que el fenómeno es producido debido a la presencia del óxido de hierro.

La Universidad de Alaska Fairbanks y el Colorado College liderado un equipo de investigación para resolver el misterio centenario de la famosa cascada roja en la Antártida. La nueva evidencia relaciona las llamadas cataratas de sangre a una gran fuente de agua salada que habría estado atrapada bajo el glaciar Taylor durante más de un millón de años.

El estudio fue publicado en el Journal of Glaciology, y describe el recorrido de 100 metros de la salmuera por debajo del glaciar de Taylor hasta la cascada. Jessica Badgeley, estudiante de pregrado en Colorado College, fue la autora principal y trabajó en colaboración con la glacióloga Erin Pettit, de la Universidad de Alaska Fairbanks y su equipo de investigación. La investigación estuvo encaminada a entender esa característica única del glaciar, para ello emplearon un radar para detectar la salmuera que alimentaba 'Blood Falls', como son conocidas en inglés.

De acuerdo con lo expresado por Jessica Badgeley en un comunicado, las sales en la salmuera hicieron posible el descubrimiento, amplificando el contraste con el hielo glaciar fresco.

Las 'Cataratas de sangre' son famosas por sus liberaciones esporádicas de agua salada rica en hierro. Esto sucede porque la salmuera se torna roja cuando el hierro entra en contacto con el aire. Los investigadores rastrearon la salmuera con sondeo de radio-eco, un método de radar que emplea dos antenas: una para transmitir impulsos eléctricos y otra para recibir las señales.

La coautora Christina Carr, estudiante de doctorado en la Universidad de Alaska Fairbanks explicó que movieron las antenas alrededor del glaciar en patrones de rejilla para que poder 'ver' lo que estaba debajo de ellos dentro del hielo, un proceso similar a si un murciélago usara la ecolocalización para 'ver' las cosas a su alrededor.

Otra de las investigadoras, Erin Pettit dijo que hicieron otro descubrimiento significativo, al determinar que el agua líquida puede persistir dentro de un glaciar extremadamente frío. Los científicos creían que esto era casi imposible, pero Pettit señaló que el proceso de congelación revela cómo el agua puede fluir en un glaciar frío.

Explicó que aunque suene contraintuitivo, el agua libera calor a medida que se congela, y ese calor calienta el hielo más frío que la rodea. El calor y la baja temperatura de congelación del agua salada posibilitan el movimiento del líquido, añadiendo que el glaciar Taylor es ahora el más frío del mundo en tener agua que fluye constantemente.