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viernes, 20 de octubre de 2017

La maravilla de una casa que se limpia sola

Por EvelynR

Francesc Gabe fue una inventora norteamericana de reconocido prestigio que destaca por la creación de la única casa en el mundo que se limpiaba sola, pues creyó que la mujer no debía estar esclavizada a tales labores. Sin embargo, pese a la relevancia de tal invento, murió en el casi absoluto anonimato a sus 101 años, a finales del pasado año. Su creación, buscaba la liberación femenina y eximir a las mujeres de lo que ella calificó como un trabajo desagradecido y sin fin. Como declaró, en 1981, en una entrevista con el diario The Baltimore Sun, pueden hablar todo lo que quieran de la liberación de la mujer pero las casas siguen siendo diseñadas para que las mujeres se pasen la mitad de su tiempo de rodillas.

Con esa idea feminista en su cabeza, se propuso construir lo que se creyó que sería la casa del futuro.

Entre finales de los 60 y principios de los 70 empezó a construir una casa en un bungalow de hormigón de unos mil m2.La obra se culminó en 1980 y le costó 15 mil dólares de su propio bolsillo y 10 años de duro trabajo. Pero, lo más importante es que la casa lograba limpiarse por sí misma.

La mayor parte del trabajo la hacía un sistema de aspersores colgados del techo. El primer chorro lanzaba agua y jabón a las paredes y al suelo, y un segundo chorro lo enjuagaba. Luego, un chorro de aire caliente lo secaba todo. Para mayor eficacia y facilidad, todo el proceso se iniciaba apretando un solo botón, mientras que su creadora se agazapaba debajo de un paraguas.

El proceso de limpieza duraba una hora. El agua corría por suelos desnivelados (que diseñó la propia Gabe), hacia un sumidero que llevaba el agua a la casa del perro, que también era lavada de manera automática.

Los platos sucios se limpiaban dentro de los mismos armarios de la cocina. Estos estaban colocados en estanterías con el mismo sistema de aspersores. El baño y el lavamanos también se limpiaban solos.

Además, Gabe diseñó un complejo mecanismo en el que la ropa era lavada y secada colgada de perchas en un armario hermético, y una vez secas, eran llevadas al armario por cadena.

Una problemática era proteger el mobiliario, para ello Gabe cubrió los suelos con un barniz especial, los muebles con resina acrílica y la ropa de cama no se mojaba gracias a un toldo que se tiraba sobre la cama. También creó fundas para los libros; cajas de plástico y cobertores para los equipos electrodomésticos y cristaleras donde exponer los cuadros para que no se mojaran.

En total, todos sus diseños dieron lugar a 68 patentes registradas en Estados Unidos. Sin embargo, nunca consiguió el apoyo institucional ni el inversor necesario para reproducir su creación a gran escala. Por eso su casa se convirtió en el único modelo real de su invento, con el que quiso liberar a la mujer de las tareas domésticas. Al final, perdió las patentes porque no tenía dinero para mantenerlas.

Como cuenta Allyn Brown, el antiguo abogado de Gabe, la mayoría del tiempo recibía sus minutas en Pepsi-Colas porque la inventora no tenía dinero. Aunque Gabe vio frustrados sus sueños, decidió construir una maqueta de su casa y recorrió el país con ella, dando conferencias en museos, universidades y asociaciones de mujeres. Para ganar algún dinero, incluso dirigió pequeños tours guiados en su casa, mostrando a los curiosos un modelo único en el mundo.

El modelo a escala de Gabe se exhibió en el Museo de Mujeres de Dallas, en Texas y actualmente forma parte de la colección del museo y biblioteca de Hagley, en Delaware, Estados Unidos.