Enviar por email

tu nombre: email destino: mensaje:
Nombre de Usuario: Email: Contraseña: Confirmar Contraseña:
Entra con
Confirmando registro ...

Edita tu perfil:

Usuario:
País: Población: Provincia:
Género: Cumpleaños:
Email: Web:
Como te describes:
Contraseña: Nueva contraseña: Repite contraseña:

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Argentina vive a la deriva sin Messi

Por Aliet Arzola

Sampaoli tenía que, antes del Mundial, lanzar algún examen a su selección sin la presencia de Messi, para que todos los críticos del as del Barcelona pudieran observar qué tan nefastas son las consecuencias. Sampaoli, además, tenía que hacer alguna prueba a sus jugadores sin Messi de escudero, para que ellos terminaran de convencerse que solo con la magia y la máxima inspiración del 10 pueden ganar el Mundial de Rusia.

El examen en cuestión fue contra Nigeria, conjunto africano clasificado con solvencia al Mundial, sin tantos contratiempos y sin los sustos que más comúnmente se viven en la jungla de Sudamérica. Sin Messi por los alrededores, el arranque albiceleste no fue tan caótico, más que nada por los goles de Banega y Agüero, que en cierta medida ocultaron la apatía general y la inmovilidad de una selección que afronta, como mayor problemática, su falta de identidad. En Argentina, todo consiste en entregarle la papa caliente a Messi y que él resuelva, como creador, goleador, defensor y portero.

Ese ha sido el pecado del plantel gaucho en los últimos tiempos, cuestión rara, la verdad, porque hombres para cumplir cada función no le faltan. Contra los nigerianos, volvieron a naufragar en cuestiones tácticas, con mucho toque estéril del balón y una fragilidad pasmosa en el fondo, donde los defensores pierden marcas y les ganan las espaldas de forma increíble. No es de extrañar que Argentina casi no clasificara, y tampoco será una sorpresa si ellos terminan de vuelta a casa con prontitud en el certamen ruso. Para evitar esto último, necesitan un lavado urgente de cara.

Ante los nigerianos no les sirvió de inspiración ni el regreso goleador de Banega, ni el hecho de que Agüero superara a Hernán Crespo en la lista de anotadores históricos de la albiceleste. Esa ventaja de 0-2 se esfumó en cuestión de minutos, los que tardaron Iheanacho y Alex Iwobi para armar su particular fiesta. Con un fútbol directo, sin florituras, desplegando velocidad de crucero, los africanos abrieron como un compás a la zaga gaucha. Iheanacho, uno de los más recientes descubrimientos de Pep Guardiola, intimidó con remates desde todos los flancos, mientras Iwobi, ariete del Arsenal, se encargó de retratar a Masherano y perforar las redes en par de ocasiones. Cuatro goles en un santiamén anotaron los nigerianos, vendaval del que Argentina no supo recuperarse, otro llamado de atención de cara al Mundial.