El Barça triunfa con el plan B
Si el Real Madrid presumió de su segunda unidad el pasado año mientras al Barcelona no le funcionaban los planes emergentes, en la presente temporada se han invertido los roles. Ahora los azulgranas, de la mano de Ernesto Valverde, no solo son más sólidos con sus estrellas en el césped, sino también con los chicos que habitualmente no juegan.
Así quedó demostrado en la vuelta de los dieciseisavos de la Copa del Rey, en la que los catalanes arrasaron al Murcia con Messi, Suárez, Rakitic, Busquets y compañía en la grada, observando la agradable puesta en escena de Aleñá, Denis Suárez, Aleix Vidal, Oriol Busquets, David Costas o José Arnaiz, todos con un buen rendimiento en el trámite copero. Oriol y Costas debutaron con la camiseta azulgrana en el Camp Nou, al igual que Arnaiz, quien coronó su tarde de gloria con el último de los cinco goles que los culés le asestaron al Murcia.
Pero lo mejor del Barcelona llegó de las botas de Denis Suárez, un jugador que con más regularidad podría dar un salto descollante. En el choque de marras se situó junto a Aleñá y Busquets para controlar el tráfico por la medular, y aprovechó para dar un recital en la conducción y los pases para romper las líneas cerradas del Murcia. Suárez hizo de Iniesta y como tal, se acercó a la portería contraria y hasta marcó, luego de un gran pase de Sergi Roberto, de vuelta tras casi un mes de lesión. Además, Denis asistió a Arnaiz para el cierre de la cuenta, que terminó con ocho goles blaugranas entre la ida (0-3) y la vuelta.
El resto de los goles fueron a los récords de Piqué, Paco Alcacer y Aleix Vidal, estos dos últimos un poco subutilizados en los partidos de más fuelle. Vidal aporta mucha profundidad por la derecha y puede ser tan o más consistente que Semedo como lateral, mientras Alcacer ha gozado muy pocas oportunidades teniendo en cuenta que el club perdió a Dembelé, su tercer atacante, por lesión. Por cierto, sobre este puesto, llama la atención el flojo rendimiento de Deulofeu, a quien le cuesta terminar las jugadas y mostrar esa electricidad que en un determinado momento le permitieron brillar en el Milán. El canterano ha perdido muchas ocasiones, con el primer equipo y con la segunda unidad, esa que ahora mismo vuela alto de la mano de Valverde.