El “Nautilus” de Argentina
La historia del submarino argentino ARA San Juan ha calado en las diferentes regiones del mundo, siendo titular de un sinnúmero de revistas, periódicos, noticieros y plataformas digitales. Los sucesos que se derivan de esta historia fueron descritos, hace unas décadas por Julio Verne, famoso escritor de tantas novelas sorprendentes e imaginativas. Verne dio a conocer a finales del siglo XIX en Francia, su famosa novela Veinte mil leguas de viaje submarino, cuyos títulos escenifican o infieren, sin haberlo querido Verne, cada episodio de la historia del submarino argentino, una historia penosa, inconclusa y con mucha tela por donde cortar.
“Un escollo fugaz”: El ARA San Juan, submarino de la Armada Argentina, zarpó de Ushuaia el lunes 13 de noviembre con destino a Mar del Plata, no obstante pasados dos días, reportaron que habían sufrido una avería en las baterías, pero que podían seguir navegando. Posteriormente la nave fue declarada como desaparecida, sin ofrecer información alguna del incidente que se había reportado desde el submarino. El día 15 de noviembre, en horas del mediodía, fue detectada en la zona de la desaparición una explosión poco después de haber tenido el último contacto con los superiores de la Armada.
¿Accidente o incidente? Se ha especulado que una súbita y enorme fuga de hidrógeno podría explicar que ninguno de los tripulantes pudiera avisar o ejecutar las acciones de emergencia que ordena el protocolo para estos casos y que es posible que haya caído en el talud continental después de la explosión de la que se ha descartado que pueda ser nuclear. Otras versiones refutadas, indican que puede haber sufrido una agresión lo que parece hasta ahora poco probable.
Sin aire: Se ha especulado que el submarino puede estar entre unos doscientos y mil metros en las profundidades del mar y para ello la Marina estadounidense envió la cápsula de rescate Prms Falcon que puede realizar acoplamientos en submarinos. Las fuerzas armadas rusas han proporcionado un equipo sumergible teledirigido que tiene la capacidad de bajar a esas honduras, incluso, el Reino Unido, eterno enemigo y rival, entre más de diez países han ofrecido su ayuda. La búsqueda se localiza fundamentalmente en un espacio de 125 kilómetros desde donde se percibieron las algunas señales acústicas y cesaron los contactos. No obstante, de haber caído en el talud continental como se ha apuntado, ello dificultaría o imposibilitaría las acciones de los rescatistas. También se ha constatado que a una semana del último contacto con el submarino, que se ha rebasado el tiempo para que los tripulantes puedan contar con oxígeno.
“Los pros y los contras”: Por una parte La Armada Argentina asegura que la embarcación se encontraba en perfecto estado, Enrique Balbi, vocero de ese cuerpo militar insiste en que no poseen evidencias de haya existido alguna agresión y afirma que cualquier unidad no zarparía sin condiciones de seguridad. Por otra parte, se sabe que el submarino fue comprado hace ya más de treinta años, en 1985 a Alemania y en el 2014, tras ser renovado en una compleja restauración entró en circulación nuevamente. La obsolescencia física y tecnológica de la embaracación, ha sido criticada y cuestionada por familiares de los desaparecidos, periodistas y otras personas conmovidas por el suceso, que también reprochan los pocos recursos que se le dedican a la Defensa del país y a los recursos que se le destinan, que hace que estos ataúdes submarinos aún se acepte su navegación.
“Las últimas palabras del capitán Nemo”: Macri promete una investigación profunda y confía que se encuentre el casco próximamente. No desea buscar culpables hasta tener la certeza de lo sucedido y se solidariza con el dolor que están sufriendo los familiares y la Armada.
Conclusión: La dramática desaparición del submarino ARA San Juan, sin embargo, ha servido de cortina de humo para difuminar por el momento la crisis gubernamental, especialmente la que mantiene con la Armada, sumado también las manifestaciones sociales demandando derechos de los trabajadores, que se han llevado a cabo en Argentina. El presidente argentino no tiene por ahora intenciones de tomar medidas contra la dirigencia militar, ni de referirse al arcaico estado del submarino como exigen los angustiados e indignados familiares de los tripulantes que aún se encuentran esperanzados de encontrar con vida a sus seres queridos.