El uso indiscriminado de los agroquímicos
Este 26 de noviembre se celebró el día contra el uso indscriminado de agroquímicos. Al respecto queremos compartirle algunas ideas sobre estos plaguicidas químicos, los se utilizan en el mundo hace cinco décadas y uno de los problemas derivados de su uso es la alta incidencia de intoxicaciones graves y muertes. Pretendemos llamar a la reflexión y nos unimos a campañas internacionales en la búsqueda de conciencia sobre la grave crisis medioambiental generada por el uso de agroquímicos a nivel global; pues esta fecha fue establecida por las 400 organizaciones miembros del PAN (pesticida Action Network) en 60 países, lo cual recuerda las miles de personas fallecidas y que quedaron con secuelas en India en el año 1984 tras la fuga de bophal, un químico utilizado para la fabricación de un plaguicida.
En Cuba, por ejemplo, en el año 1999, Matanzas fue testigo del fallecimiento de 15 personas a causa de una intoxicación masiva por endosulfán, una sustancia de origen sintético o artificial que, según el grado de toxicidad y el nivel de exposición a él, constituye un mecanismo activo que paraliza unas sustancias contenidas en la sangre y en el sistema nervioso llamadas colinesterasas, lo que impide el funcionamiento del organismo, y llega de esta forma a la intoxicación, según datos del Departamento de Fitopatología del Instituto Nacional de Sanidad Vegetal (INISAV) de La Habana. Se sabe que este pesticida fue eliminado del Registro Nacional de Plaguicidas, sin embargo otros de la misma procedencia y que traen consigo efectos nocivos para el medioambiente y la salud humana, siguen como controladores de plagas en áreas de producción agrícola.
A pesar del desastre biológico –como se le conoce a este tipo de sucesos- en la Ciudad de los puentes, otro estudio no se ha realizado en Cuba, importante para establecer comparaciones en cuanto al aumento o descenso de los fallecimientos, puesto que aquel entonces se originaron 576 muertes en el resto del país. La provincia con más incidencia fue Camagüey, donde se reportó una tasa superior a 7,2 fallecidos por cada 100 000 habitantes.
El plaguicida ideal sería aquel que resultara mortal para la plaga que se quiere combatir y que no afecte al resto de los componentes bióticos del medio ambiente, pero este, actualmente, no existe. La mayoría de ellos son perjudiciales para casi todos los seres vivos, incluido el hombre. Se refiere la mayoría puesto que la ciencia ha decidido buscar solución a las catástrofes biológicas que desatan el uso incontrolado de pesticidas, en ese caso el desarrollo tecnológico y los descubrimientos de microorganismos inocuos para el medio ambiente y el ser humano, han posibilitado crear nuevas formas de proteger las plantaciones. Los bioproductos, elaborados por la fermentación de microorganismos y el uso de hongos y bacterias,han tomado auge en el mercado internacional por sus efectos positivos, aunque, tal como afirman especialistas del INISAV, no controlan del todo las grandes invasiones de plagas.
Sustentar la agricultura en el uso de bioproductos es la tarea fundamental que trazan las empresas, instituciones científicas y áreas implicadas en la producción y protección de los alimentos, máxime cuando las principales zonas agrícolas cubanas colindan o son parte de los espacios urbanos. La producción de bioplaguicidas asciende a 1.700 toneladas en lo que transcurre de 2013, específicamente del THURISAVE, derivado del agente bacterial Bacillus Thurigensis, según datos estadísticos registrados en la página oficial del Grupo Empresarial cubano Labiofam, institución encargada de la manufactura de esos productos. Tal obtención, como aparece en el sitio digital, resulta suficientepara enfrentar la campaña actual de primavera con rendimientos agrícolas superiores a un 40 por ciento y sin riesgos para los cooperativistas, y para proteger alimentos como las verduras en las cuales el tóxico de los pesticidas incide en un mínimo de 0,3 por ciento, pero su frecuente consumo es lo que perjudica a la salud: se registran patologías como la enfermedad de párkinson, anomalías congénitas y baja fertilidad.
La naturaleza, también es testigo de los efectos negativos del uso indebido de químicos. Aunque está legislado por el artículo 132 de la Ley 81 del Medio Ambiente, que se refiere al uso racional de los medios biológicos y químicos, de acuerdo con las características, condiciones y recursos, que reduzcan al mínimo la contaminación ambiental; las implicaciones de un mayor o menor manejo de esos productos son las mismas.
Penado por la ley es la desverdización o maduración de ciertas cosechas, puesto que la aplicación de esos químicos provoca enfermedades a nivel intestinal y se considera estafa al cliente. El uso de técnicas naturales como trampas, rejillas para los insectos perjudiciales, abonos orgánicos, compost y otras alternativas, también constituyen vías creadas por los productores que desconocen los efectos, tanto de químicos como biológicos, en el control de plagas.
A diario estamos en contacto con detergentes, cosméticos, lejías y desinfectantes, cuyos efectos desconocemos, y a la vez, son imprescindibles en nuestra cotidianeidad. Sin embargo, la premisa fundamental de los investigadores es quitar de los productos de la agricultura el término PELIGRO de sus etiquetas, puesto que el futuro del medio ambiente y la vida de millones de personas corre en sus manos.