La mala cabeza de Lonzo Ball
Lonzo Ball llegó rodeado de enormes expectativas a la NBA. Su gran habilidad física y capacidad creadora de jugadas parecían ideales para sacar a los Lakers de Los Ángeles del hueco en que habían caído en las últimas temporadas. Además, las explosivas declaraciones del padre del atleta, LaVar Ball, en las que llegó a decir que su hijo, sin haber estado ni un minuto en una cancha de la NBA, era mejor que Stephen Curry sin dudas colocaron más presión sobre Lonzo. Lo cierto es que, después de 12 partidos, el armador de los Lakers ha tenido pésimos porcentajes de tiro, lo que demuestra que todavía no se ha adaptado a la liga.
Cuando se anunció que los Lakers de Los Ángeles habían obtenido a Lonzo Ball, el número dos del más reciente draft de la NBA, la mayoría de los fanáticos de esa franquicia suspiraron aliviados. Después de varios años de ostracismo, incluso con Kobe Bryant todavía en la cancha, el proceso de reconstrucción del equipo parecía ir en serio, con la inclusión de jóvenes talentos que sacarían a flote a uno de los históricos en la NBA.
Ball fue brillante con UCLA, donde estuvo solo un año, pero con resultados notables, entre ellos un 55,1% de aciertos en tiros de campo y 41,2% de encestes en lanzamientos de tres puntos; además de un 78,9% en sus intentos desde la pintura. Su padre, LaVar Ball, más famoso por sus explosivas declaraciones que por otra cosa, se encargó de publicitar a su hijo por todas partes. “Es mejor que Stephen Curry” y “será el mejor de la NBA” fueron algunas de las perlas que dejó LaVar y que funcionaron muy bien para la parte comercial, ya que Lonzo consiguió un enorme contrato con los Lakers y llamó la atención de las marcas; pero, al mismo tiempo, colocaron una dosis extra de presión en Lonzo. Como si jugar en el Staples Center, en uno de los equipos más seguidos en la NBA no fuera suficiente, ahora Ball debía ser una estrella y ya sabemos que nada tiene que ver la defensa en el baloncesto universitario con la de la NBA.
Dos semanas después de que arrancara la temporada 2017-18 de la NBA, Ball es el peor tirador de la liga, con solo un 29,2% de aciertos en sus disparos y apenas un 23,1% en los tiros de tres. A estos pésimos números se añade el 34,4% de encestes en la pintura. Hasta el momento, Lonzo únicamente ha tenido dos partidos en los que encestado un 40% o más de sus disparos. Primero contra los Suns de Phoenix, cuando quedó cerca del triple-doble, al lograr 29 puntos, 11 rebotes y repartir 9 asistencias y, luego, ante los Pistons, a los que les anotó 13 puntos. Las otras actuaciones han sido olvidables.
¿Cómo entender el pobre rendimiento? De acuerdo con Lonzo, el problema no es físico, sino mental. Reconoce que sabe que puede anotar más puntos y que tiene por delante una larga temporada…pero hasta ahora los balones no han entrado y los Lakers son los que sufren ese bajón. Las estadísticas muestran que los Lakers anotan más puntos cuando Ball está en el banquillo que cuando juega. Una preocupante realidad para un basquetbolista que despertó tantas expectativas. No obstante, los Lakers (¿qué otra cosa podían hacer con un atleta de 20 años y que han presentado como el rostro de la franquicia?) siguen confiando en Lonzo y este ha asegurado que seguirá intentando los disparos y trabajando fuerte, para, dice, resolver la situación.
Nadie niega el talento de Ball y es muy probable que juegue pronto en un Partido de Estrellas; pero ahora mismo está enfrentando al “muro de los novatos”, ese que solo los que van a ser grandes en la NBA logran superar. Para volver a sobresalir en el “salvaje Oeste”, los Lakers necesitarán que su armador madure cuanto antes y pueda adaptarse mejor al nivel defensivo imperante en la NBA. Pero el problema de Ball no está solo en la cancha, sino que se extiende al entorno familiar (¿o quizás lo que sucede en el campo de juego sea resultado del complejo contexto familiar?). La detención de su hermano LiAngelo, por robar una tienda de Louis Vutton en China, y las constantes excentricidades del padre no ayudan a que el jugador se concentre, únicamente, en lo que mejor sabe hacer.