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sábado, 25 de noviembre de 2017

Que hizo posible la telecomunicación

Por Janet Rios

Las construcciones son por lo general, uno de los sectores más afectados al paso de los huracanes. La incidencia de estos fenómenos climatológicos trae consigo desastres para las comunidades en función de la vulnerabilidad de las estructuras que las conforman. Las torres de telecomunicaciones no son ajenas a las afectaciones producto del paso de los huracanes por nuestro país y presentan índices de fallos mayores que otros tipos de estructuras. La pasada temporada (2008-2009) fueron derribadas 20 torres de radio y televisión, producto del incremento de la intensidad de los ciclones que azotaron la región. Las pérdidas por concepto de fallas de torres de telecomunicaciones en los últimos 12 años se estiman en 9,7 millones de CUC, para un total de 53 torres caídas y una población afectada por interrupción de servicios de 6 millones de cubanos.

Estas torres forman parte del sistema nacional de radiodifusión, del sistema de televisión y soportes de comunicaciones tanto civiles como militares, servicios de vital importancia para las comunidades. La pérdida de una torre, por lo tanto tiene una importancia relevante para las comunicaciones, la seguridad nacional y un alto impacto social. Por estas razones la evaluación de estas estructuras va más allá de un análisis técnico-económico. Es gracias a estas cosntrucciones que podemos intercomunicarnos por las diferentes vías existentes, como es el caso del internet, la telefonía fija, la telefonía móvil, además de las señales radiales y por supuesto las televisivas.

Existen dos tipos de torres de soportes de antenas, que facilitan lo antes expuesto, una de ellas es la autosoportadas y las atirantadas. Las auto-soportadas, como su nombre los indica, no requiere de ningún otro elemento para su estabilidad. Son torres que desde el punto de vista económico son menos eficientes que las atirantadas en correlación a la altura que alcanzan. Este tipo de torres va disminuyendo su sección transversal con la altura. El costo relativo de una sección de la torre autosoportada aumenta con la altura al crecer su sección inferior y aumentar el uso de materiales por metro en la base.

Por otra parte, las torres atirantadas garantizan su estabilidad estructural con cables anclados a tierra que generan su soporte horizontal. Alcanzan alturas considerablemente mayores que las autosoportadas y su sección tiende a ser constante, por los que el costo relativo de la sección es el mismo en toda su altura.

La distribución de las tipologías de las torres en un país depende fundamentalmente de la cobertura de señal que se requiera y del área de emplazamiento disponible. La torre típica atirantada MAR 181 fue diseñada en la década del 70 y ha sido empleada hasta la actualidad con variaciones de su topología de cables conservando las características del fuste. Ha sido utilizada como radiadora y como soporte de antenas de televisión. Actualmente el desarrollo de las herramientas de cálculo y el empleo de la computación permiten modelar estas estructuras complejas con mayor precisión, estudiar de forma más minuciosa su comportamiento estructural y mejorar los diseños. Como su importancia es de gran magnitud para los proyectos de telecomunicación principalmente, varios científicps y estudiosos del tema se encuentran buscando una mejor forma para que su soporte sea perecedero.

La responsabilidad de las torres recae sobre el Ministerio de la Informática y las Comunicaciones (MIC), y un grupo de empresas que tributan a él. Se ha desarrollado un plan para atender directamente la vulnerabilidad de las torres. Vulnerabilidad estructural y bases para una normativa cubana. El análisis de torres atirantadas significa un tema complejo y engorroso para el ingeniero contemporáneo. La convergencia en este tipo de estructuras de factores como los cables, que confieren apoyos elásticos, la flexibilidad de la estructura, su esbeltez y las cargas de viento preponderantes en su diseño; presuponen el conocimiento de múltiples aspectos del análisis, así como de parámetros meteorológicos que inciden en el diseño.

Las variables que influyen en el diseño de las estructuras han sido consideradas de distintas formas a lo largo de la historia a partir de múltiples criterios y en función de la región de estudio. A partir del siglo XIX comienza la utilización del acero como material central de las estructuras. Se conoce su uso aislado como elementos estructurales en edificaciones desde mucho antes, pero solo a partir de la Revolución Industrial se comenzó a emplear de manera sistemática. Hoy el acero forma parte de las construcciones contemporáneas junto a otros materiales o en obras donde es el material central de la estructura.