Trump y su paso por Asia
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha otorgado una gran importancia a la región de Asia-Pacífico. Una de las primeras cuestiones que salieron a flote producto de esta gira fue que el republicano rebajó un poco su retórica contra Corea del Norte. Dijo que estaba dispuesto a negociar con la nación asiática por su polémico programa de lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales. Aunque presionó a Corea del Norte a que abandonara ese plan armamentista como siempre, esta vez lo hizo usando un tono más diplomático. Se mostró, según analistas, un poco más partidario de usar la diplomacia para relajar las tensiones con Pyongyang.
No obstante, sí reiteró que la opción militar sigue siendo una opción. Mientras esto ocurría, se desplegaban tres grupos de portaaviones y un submarino nuclear en la península coreana. En su parada en Corea del Sur dejó a un lado las amenazas hacia la vecina del Norte.
El tema económico también fue parte de la gira presidencial. En Seúl habló sobre el acuerdo económico con la nación asiática, el cual, insistió, en que no era ni muy bueno ni exitoso para Estados Unidos. Trump mencionó que había tenido una "estupenda" reunión sobre comercio y expresó su deseo de resolver el tema.
En Japón el mandatario republicano metió la pata y fue la comidilla de varios medios de prensa nipones. Causó molestias al echar a un lado el protocolo y de los buenos modales. Primero le dio par de palmaditas en la espalda al emperador de Japón Akihito cuando la etiqueta dicta que este no se debe tocar. Tampoco se inclinó ante él solo le hizo una leve inclinación de la cabeza y le estrechó la mano al emperador de 84 años. Las críticas fueron también para el primer ministro nipón, Shinzo Abe, quien le dio una hamburguesa a Trump y a su esposa Melania en vez de ofrecerle algún tipo de comida típica tal como el sushi.
Otro episodio hilarante fue cuando en el palacio de Akasaka, Trump y Abe se acercaron al estanque de peces para alimentar a las Carpas Koi gigantes: el mandatario japonés le mostraba cómo darles pequeñas cantidades. Sin embargo, el estadounidense se desesperó y le echó todo el contenido al estanque.
En China la cosa le fue mejor. Ambos quedaron encantados. Tanto así que una de las fotos de la página de Trump en la red social Twitter es una donde salen el presidente chino, Xi Jinping y las esposas de ambos. Evidentemente, hay buena química entre Xi y Trump.
