Benazir Bhutto, la primera gobernante en territorio musulmán
Bhutto era reconocida por los musulmanes como “la dama de hierro" pakistaní, hija de Zulfikar Ali Bhutto, el primer primer ministro elegido democráticamente en Pakistán. Había ocupado dos veces el cargo de primera ministra en la década del 90, pero el ejército la acusó de corrupción para sacarla del poder. En el momento de su muerte, se encontraba haciendo campaña para un tercer periodo de gobierno, tras de un largo exilio.Su inesperado asesinato causó protestas civiles generalizadas, pues los seguidores de Bhutto salieron a las calles, levantaron barricadas, provocaron incendios y cantaron consignas contra Pakistán. Una década después del suceso que levantó al país, se sugirió que miembros de la élite política de Pakistán podrían haber estado involucrados en el asesinato de Bhutto.
Benazir Bhutto, es conocida como la primera mujer en gobernar un país musulmán, que fue asesinada el 27 de diciembre del año 2007 por un atacante suicida de 15 años de nombre Bilal, cuando la mandataria terminaba un mitin político en la ciudad de Rawalpindi. El adolescente le disparó y luego se inmoló.
Bhutto era reconocida por los musulmanes como “la dama de hierro" pakistaní, hija de Zulfikar Ali Bhutto, primer primer ministro elegido democráticamente en Pakistán. Había ocupado dos veces el cargo de primera ministra en la década del 90, pero el ejército la acusó de corrupción para sacarla del poder. En el momento de su muerte, se encontraba haciendo campaña para un tercer periodo de gobierno, tras de un largo exilio.
Su inesperado asesinato causó protestas civiles generalizadas, pues los seguidores de Bhutto salieron a las calles, levantaron barricadas, provocaron incendios y cantaron consignas contra Pakistán.
Una década después del suceso que levantó al país, se sugirió que miembros de la élite política de Pakistán podrían haber estado involucrados en el asesinato de Bhutto. El general Pervez Musharraf, ex jefe de estado pakistaní, fue quien indicó que esos sujetos pudieron haber tenido que ver con la muerte de la mujer. Reveló que no tenía datos disponibles, pero que creía que su evaluación era precisa, pues según dijo, una mujer que es conocida por inclinarse hacia Occidente, era vista con suspicacia por esos elementos centrales de la política del país árabe.
Y es que Musharraf mismo fue acusado de homicidio y conspiración criminal tras la muerte de Bhutto. Los fiscales del caso revelan que la llamó a Wasghinton DC el 25 de septiembre, tres semanas antes de que ella concluyera su exilio autoimpuesto.
Mientras, fuentes que se encontraban junto a la política cuando entró la llamada del entonces presidente pakistaní, explicaron que luego de colgar,Bhutto dijo que la había amenazado, y que le había advertido que no volviera. Por su parte, Musharraf indica que le había explicado que no se haría responsable por lo que pudiese pasarle si regresaba y que su seguridad, su protección, era resultado de su relación con él.
También, el ex líder árabe niega en todo momento haber llamado a la mujer y rechaza completamente la idea de haber ordenado su asesinato. Hoy en día, el proceso legal contra Musharraf se halla en paro, porque él está en un exilio autoimpuesto en Dubái. Mintras, el hijo y heredero político de Benazir Bhutto, Bilawal, rechaza los argumentos del ex presidente y lo culpa de asesinar a su madre.
Tiempo después del asesinato, cinco sospechosos confesaron haber auxiliado a Bilal, de 15 años, a matar a Bhutto, a pedido del Talibán paquistaní y de al Qaeda. A pesar de que las confesiones fueron descartadas en juicio, los registros telefónicos que mostraban las ubicaciones y comunicaciones entre los sospechosos en horas anteriores al asesinato, corroboran su participación y vinculación al crimen.
Los fiscales a cargo del caso confiaban en que estos conspiradores serían condenados, pero luego todo colapsó, y el juez declaró que tenía que absolverlos debido por errores de procedimiento en la corte y falta de pruebas. Hoy, estos cinco sospechosos siguen detenidos en espera de una apelación.
Todos estos recubiertos engranajes políticos de estos países sugieren, nuevamente, de un encubrimiento no solo del crimen contra la primera mujer musulmana que alzó su voz entre la fila de políticos masculinos para defender sus derechos, sino del estado que subyace en Pakistán, que implica igualmente, la existencia de un grupo de de miembros retirados y activos del ejército que se adjudican la responsabilidad de proteger lo que ellos consideran como los intereses nacionales vitales del país.