El Senado estadounidense renueva la ley de espionaje
El Senado de los Estados Unidos aprobó este jueves la extensión por seis años de la polémica ley que permite al gobierno de Estados Unidos recoger información en Internet para espiar las actividades de ciudadanos fuera del territorio nacional. Como nación que siempre ha defendido los derechos humanos, como la libertad, esto constituye políticamente un retroceso.
La Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA, por sus siglas en inglés) fue acreditada por 65 votos contra 34, y ahora pasará al escritorio del presidente Donald Trump quien deberá firmarla antes de este viernes, cuando expira el actual programa de vigilancia. El proyecto fue avalado hace una semana en la Cámara de Representantes por 256 votos a favor y 164 en contra. Uno de los más polémicos aspectos de FISA -aprobada en 2008 y renovada en diciembre de 2012- es la conocida como Sección 702. Dicho acápite permite a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) acumular textos y correos electrónicos de ciudadanos en todo el mundo sin una orden legal, incluso cuando se comunican con estadounidenses en el territorio nacional.
La comunidad que tiene que ver con la inteligencia estadounidense, considera que esta ley es una de las herramientas fundamentales para identificar y abortar posibles actos de terrorismo. No obstante, un amplio grupo de legisladores tanto demócratas como republicanos, mostraron sus reservas e impulsaron enmiendas con el objetivo de proteger los datos privados de ciudadanos estadounidenses. Las propuestas reclamaban que el Buró Federal de Investigaciones solicitara autorización en esos casos, aunque finalmente no prosperaron.
En 2013 el analista Edward Snowden centró el interés de la opinión pública mundial tras poner al descubierto alrededor de 200 mil archivos de la NSA que ilustraron las prácticas de intrusión de las comunicaciones telefónicas e Internet de Estados Unidos. Los descubrimientos causaron un revuelo global tras conocerse de los programas de escucha ilegales de las comunicaciones de los estadounidenses y ciudadanos de otros países, incluidos mandatarios como la canciller federal alemana, Ángela Merkel, la expresidenta brasileña Dilma Rouseff, y su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto.
Personalidades de la sociedad civil, organizaciones de derechos humanos, presidentes y representantes de organismos internacionales rechazaron por distintas vías tales prácticas intrusivas, siendo una nación que toma como bandera la libertad en todos los sentidos.