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domingo, 7 de enero de 2018

‘Macromanía’ para el 2018

Por Diana M.

Se denomina ‘Macromanía’ al fenómeno que ubica a Emmanuel Macron, presidente de Francia, en el centro de las preferencias de no pocos. El 2017 fue sin duda su año. Electo mandatario de una de las naciones más importantes de Europa, el joven fue seleccionado por el periódico español El Mundo como ‘Hombre del año’, así como por el inglés The Economist que nombró a Francia ‘País del año’, basado, justamente, en la elección de Macron como su presidente.

El nuevo mandatario se relacionó desde un inicio con la idea de cambio, transformación y progreso. Se estimaba que había llegado al poder para barrer con el 'antiguo régimen'. Un François Hollande que había perdido el respeto y respaldo de las mayoría.

Luego de su triunfo electoral Macron tuvo un período de impopularidad, signado por manifestaciones de las clases medias francesas inquietas y molestas por sus primeras reformas. Su poder, sustentado por una mayoría aplastante en la Asamblea Nacional le han conferido una especie de superpoderes para llevar a cabo con una abrupta verticalidad algunos cambios inesperados para los más humildes.

Sin embargo, luego de algunos meses, y pese a las protestas callejeras, Macron ha continuado su ritmo ágil de decretazos, cumpliendo muchas de las promesas hechas durante la campaña; es por ello que los índices de aceptación para con el presidente han aumentado. Y lo que está por venir. Durante las últimas jornadas del 2017, en su alocución al pueblo francés, Emmanuel Macron prometió impulsar rápidamente cambios económicos y políticos en el país en los meses venideros, agregando que buscaría además sacudir a Europa para que se reforme.

“En el plano europeo el año 2018 será decisivo". (...) Según aseguró Europa es buena para Francia, aunque su país no puede triunfar y llegar al éxito sin una Europa más fuerte. Especificó además que para el fortalecimiento de la Unión Europea Francia trabajará fundamentalmente de conjunto con Alemania.

Entre los delicados temas que prometió abordar a lo interno se haya una nueva ley de inmigración. Se refirió en específico a la crisis de los refugiados alegando que su país “no puede acoger a todo el mundo”. Según él, Francia adoptará una postura que combine humanidad y eficacia.

Respecto a la impopular revisión de las normas laborales francesas dejó claro desde el Palacio Elíseo que no pueden acoger a todo el mundo, y sin reglas.

“Me aseguraré de que se escuchen todas las voces, incluso las contrarias. Pero de todos modos, no dejaré de actuar”.

Esta política es, para muchos analistas políticos, una estrategia positiva y viable, justo cuando los partidos a su izquierda y derecha se encuentran divididos o luchando por reagruparse bajo nuevos líderes. Esta ventana de oportunidad del presidente ‘centrista’ puede ser aprovechado para impulsar más reformas en el 2018.

Sin embargo, Macron podría estar subestimando el impacto de un país enardecido y traicionado. Sus próximos pasos podrían conllevar riesgos que susciten una respuesta popular mayor a la que ya ha enfrentado, pues la base de su política de pensiones, por citar un ejemplo, propone revisar justamente los beneficios para los desempleados.

¿Cómo se proyectará en este 2018? Sus palabras finales resumen el espíritu macronense. “Las divisiones irreconciliables minan nuestro país. Quiero más concordia para Francia en 2018. La fraternidad nos mantiene juntos”, asegura el mandatario galo.