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martes, 9 de enero de 2018

Trump: un gran SÍ a la carrera armamentista

Por LisyFa

La administración de Donald Trump está a punto de completar un nuevo plan de "Compra estadounidense" que requiere agregados militares y diplomáticos estadounidenses para ayudar a recaudar miles de millones de dólares más en negocios en el extranjero para la industria armamentística estadounidense, yendo más allá de la asistencia limitada que ofrecen actualmente.

De acuerdo con una información exclusiva de la agencia Reuters, se espera que el presidente estadounidense anuncie un nuevo enfoque que también flexibilizará las reglas de exportación de los productos militares estadounidenses, y otorgará mayor peso a los beneficios económicos para los fabricantes nacionales.

La iniciativa, que abarcará desde aviones de combate y drones a buques de guerra y artillería, se lanzará ya en febrero, dijeron altos funcionarios, que pidieron el anonimato. Un cambio de política clave requeriría que el personal diplomático en todo el mundo actúe como fuerza de ventas para los contratistas de defensa, abogando activamente en su nombre.

Pero bajo este enfoque más proactivo, los empleados de la embajada se comprometerán más agresivamente con contrapartes extranjeras para presionar por la venta de armas de Estados Unidos. Uno de los funcionarios entrevistados describió la propuesta como un "cambio de 180 grados" en el enfoque actual de distanciamiento de las ventas de armas.

Trump busca cumplir una promesa de la campaña electoral de 2016 de crear empleos en Estados Unidos mediante la venta de más bienes y servicios en el extranjero para reducir el déficit comercial. La administración también está bajo la presión de los contratistas de defensa, que enfrentan una creciente competencia de rivales extranjeros como China y Rusia.

Además del mayor uso de una red de agregados militares y comerciales ya estacionados en embajadas estadounidenses en capitales extranjeras, altos funcionarios que hablaron bajo condición de anonimato dijeron que otro impulso del plan sería poner en marcha una realineación del Reglamento sobre tráfico internacional de armas (ITAR). Es una política central que gobierna las exportaciones de armas desde 1976 y no ha sido completamente renovada en más de tres décadas.

Este esfuerzo gubernamental ampliado en nombre de los fabricantes de armas estadounidenses, junto con restricciones más flexibles a las exportaciones de armas y un tratamiento más favorable de las ventas a aliados y socios no pertenecientes a la OTAN, podría generar miles de millones de dólares adicionales en tratos y más empleos.

Pero cualquier relajación de las restricciones a la venta de armas sería un desafío a los defensores de los derechos humanos y del control de armas, pues esta desmedida carrera armamentista podría tener como consecuencia que se alimente todavía más la violencia en regiones como Medio Oriente y Asia del Sur, o que se desvíen armas para ser utilizadas en acciones terroristas.