Lo natural no es lo mejor si se habla de agua
Lo que actualmente llamamos agua sin tratar o 'cruda' no es otra cosa que agua no filtrada, no procesada bajo ningún concepto, que va a embotellarse de manera directa de un manantial natural y que por estos días se está convirtiendo poco a poco en algo bastante popular entre la población.
Varios fabricantes están vendiendo este tipo de agua como una alternativa mucho más segura al agua tratada de manera química, manteniendo la máxima que su agua tiene probióticos naturales que contribuyen a promover la digestión y la buena salud.
Sin embargo, hasta el momento varios científicos y funcionarios gubernamentales han expresado su fuerte preocupación por el consumo del agua no tratada, ya que natural, en ese caso, no es necesariamente la mejor alternativa.
Al agua potable que proviene de nuestros grifos y la que consumimos en botellas se les añaden productos químicos para matar cualquier bacteria y parásito que pueda estar presente, como la salmonella, el E. coli o la giardia lamblia. Estos patógenos que se encuentran en el líquido vital pueden causar varios problemas a la salud humana como malestar estomacal, diarrea y vómitos. Las personas más mayores y las más jóvenes corren un riesgo especialmente alto de desarrollar enfermedades relacionadas con esos contaminantes.
Los partidarios del consumo del agua cruda plantean que esterilizar y purificar el agua con productos químicos destruye también los minerales naturales y los probióticos presentes en el agua. Y sostienen que al beber agua cruda, están llevando una vida mucho más sana con la idea de que esta contiene un mayor número de electrolitos y minerales que el agua embotellada como por ejemplo el calcio, cobre, litio, magnesio, potasio e incluso sodio.
Sin embargo, existen numerosos estudios sobre los reales peligros de beber agua no tratada, que pueden ofrecer muchas más razones para no consumirla que para hacerlo.
Para empezar, existen numerosas enfermedades graves que se transmiten por el agua, como la fiebre tifoidea y el cólera, que en la actualidad todavía causa un número importante de fallecimientos.
Muchas personas suelen mostrar una fuerte preocupación por los métodos empleados para tratar el agua. Por ejemplo, el fluoruro mineral se agrega a los suministros públicos de agua como una forma de promover la salud dental. Algunos creen que los niveles excesivos de flúor pueden provocar diversas afecciones, como problemas de tiroides y el deterioro del funcionamiento cerebral. Sin embargo, no existe ninguna evidencia de que el fluoruro sea nocivo para la salud humana si se administra a los niveles que los sistemas públicos brindan en la actualidad.
