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miércoles, 11 de abril de 2018

Una España armada y ¿más segura?

Por Diana M.

La industria armamentística tiene en España uno de sus mejores clientes. Se augura que cerca de 18 mil millones será el presupuesto anual de defensa para los próximos cinco años en el país. Y para 15 años más allá, el plan de inversiones ascenderá a 10 800 millones por concepto de “adquisiciones” de los ejércitos. El abrumador aumento del presupuesto militar había sido desde hace varios meses anunciado por el Ministerio de Defensa de María Dolores de Cospedal. Ya en el mes de enero, la expresidenta de la Junta de Castilla-La Mancha anunció que España destinaría un porcentaje superior del PIB a gastos militares.

Sin dudas, la determinación se corresponde con la política belicista, supuestamente defensiva del gobierno de Mariano Rajoy. Hace algunas jornadas se presentaron los Presupuestos Generales del Estado, el inicio de un nuevo ciclo de inversiones, al destinar 2164 millones al apartado de programas especiales de modernización.

Luego de los gastos operativos de las fuerzas armadas, con un monto de 2600 millones, es esa la segunda mayor partida, de hecho, supone un 25 por ciento del total del presupuesto de este Ministerio. La cifra se coloca con un punto porcentual más que en los presupuestos destinados en el 2017.

Pero… ¿en qué se traducirán estos millones? ¿Cómo repartió Cospedal esta gran porción del PIB español? Defensa elaboró ya su lista de la compra para los distintos ejércitos, al menos así señaló el portal especializado Infodefensa. La Armada adquirirá cinco fragatas F-110, cuya fabricación tiene un monto de 4 mil millones de euros. El proyecto lo lidera la unión temporal de las empresas Indra y Navantia.

De igual modo, se informó recientemente sobre la compra de tres aviones cisterna y de transporte A330 MRTT, que requerirá un presupuesto de 800 millones. Así mismo, en la propia víspera de las vacaciones de Pascua, se conoció de la compra de hasta 30 nuevos cazas Eurofighter. En ambos casos, los encargos se realizarían al grupo Airbus. Alemania será un proveedor importante para el Ministerio, fundamentalmente en la adquisición de los cazabombarderos.

Pero las “prioridades” de los ejércitos españoles se extienden también al componente armado terrestre. Aún está en espera la autorización de una compra de 1500 millones de euros en vehículos de combate sobre ruedas (8x8). Y para el cierre de este ciclo de inversiones, según agrega Infodefensa, será una inyección de 1550 millones de euros en el programa de submarinos clase S-80. De este modo, se aumenta el techo de gasto del programa hasta los 3865 millones de euros.

La política de compras de armamento se corresponde sin dudas con la tendencia que impulsan desde los Estados Unidos, que ha sido extendida sobre todo a los países integrados en la OTAN. Todo ello bajo el axioma de intensificar la seguridad y defensa de los Estados.

España ha seguido la recomendación norteamericana, aún cuando ningún país está obligado a seguirla. No es este un tema novedoso, exclusivo de las administraciones Rajoy-Trump; se viene arrastrando desde el año 2014 cuando Barack Obama propuso en la cumbre de la OTAN, subir a un 2% el presupuesto de Defensa en correspondencia al producto interno bruto de cada nación.

Al parecer, la necesidad del Gobierno de adecuar los presupuestos al ritmo de la industria, es la clave. El Complejo Militar-Industrial, ese conglomerado de empresas que guían en buena medida la geopolítica y los pasos del Gobierno estadounidense, comienzan a rectorar también los manejos de Europa.

La estrategia de Cospedal es lanzar anzuelos para sondear la acogida del aumento del gasto militar en 10 mil millones. Dicho aumento debe sumarse al primer presupuesto común europeo en materia de defensa, seguridad y vigilancia, que se espera para el 2020 y que según se calcula debe ascender a un monto de otros 20 mil millones de euros.

Seguridad en concepto ¿Y acaso comprar desenfrenadamente más armamentos ofrecerá más seguridad a los ciudadanos españoles? Gastar diez mil millones en barcos de guerra blindados, en nuevos aviones cazas o bombarderos ¿contribuirá a la seguridad del pensionado, el niño en su escuela, la madre soltera al salir del supermercado? La seguridad de el español común y corriente no depende de 50 eurofighters aparcados o de acciones de entrenamiento, eso sí, bien podría depender de que esos 20 mil o 30 mil millones de los que se habla pudieran destinarse a pensiones o gastos sociales no cubiertos como la educación o la salud.

Y lo peor no es siquiera este ciclo inversionista de Cospedal, es que en u futuro, quizás con una nueva dirección en el Ministerio o el país, será muy difícil cancelar los nuevos contratos. Las cláusulas de cancelación son tan caras, que los futuros Gobiernos no les quedará de otra que asumir los encargos de armamento, aún cuando no sea esa su elección política. Se trata de un endeudamiento por generaciones.