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jueves, 17 de mayo de 2018

Los cubanos en Nueva York ya no son “guajiros”

Por Darcy Bo

Este lunes fue lanzado el espectáculo de una pasarela en el Escenario Milenio del Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas. Allí cobraron vida, una vida extranjera al lienzo, obras de famosos creadores de la plástica cubanos como Adigio Benítez, Alfredo Sosabravo, Roberto Diago Manuel Mendive y Roberto Fabelo.

Sus obras pictóricas inspiraron los vestidos que lucieron los modelos y llenaron de color el ambiente, en la institución que entre el 8 de mayo y el 3 de junio celebra el festival Artes de Cuba: de la isla al mundo.

Este último reúne a unos 400 creadores e intérpretes en medio centenar de actividades planificadas para proyectar la cultura de la nación caribeña.

Los trajes exhibidos estuvieron a cargo de cinco diseñadores cubanos (Sandra de Huelbes, Ignacio Carmona, Otto Chaviano, Mariela Alemán y Celia Ledón). Ellos forman parte del evento surgido en Cuba en el 2003 a fin de combinar el diseño con pinturas, esculturas, dibujos y fotografías, dijo en el evento el director de la iniciativa, Rafael Méndez. La encargada de presentar al público estas propuestas fue Julia Poteat, profesora de diseño de moda de la escuela Parsons, en Nueva York. Ella conoció a Méndez en el 2012, cuando viajó a la isla. Desde entonces, Poteat está vinculada al proyecto Arte y Moda, el que calificó como “una extraordinaria combinación de imaginación, bellas artes y diseño”.

Para estas piezas se utilizaron tanto textiles de alta calidad como recursos naturales y productos reciclados industriales. El director de Arte y Moda dijo, por otro lado, que en Cuba ha habido una influencia del diseño europeo y norteamericano. No obstante, recalcó, “nosotros tenemos una manera distinta de hacer las cosas”.

“Le ponemos una impronta muy cubana”, destacó. Explicó también que no solo se trata de traer el estilo de la isla, sino que la invitación al evento en el Centro Kennedy tenía como objetivo que mostraran cómo se realiza en Cuba el trabajo con trajes extremos, al igual que con materiales reciclados que por lo general no se utilizan para confeccionar ropa.

Reza el proverbio que la necesidad es la madre del invento y, en este caso, se aplica totalmente. Parece que eso también vende en un mundo que apuesta por lo vintage.