El despertar de Irán
Internautas iraníes también tomaron la etiqueta #Metoo en los últimos días para romper uno de los tabúes más habituales en la predominantemente conservadora República Islámica. Siguiendo la tendencia que ya ha sacudido la opinión pública en todo Occidente, muchos de ellos relataron, a través de la red social Twitter, sus propias experiencias como víctimas de los abusos sexuales en Irán.
El detonante de la marea de denuncias fue un escándalo sexual sobrevenido en un centro escolar de secundaria del oeste de Teherán, la capital iraní. Según las denuncias de padres de los alumnos, primero publicadas a través del medio oficialista Jabar Online, un profesor de la escuela abusó sexualmente de un grupo de estudiantes compartiendo con ellos varios vídeos de contenido sexual explícito.
La noticia se introdujo rápidamente en todos los corrillos de la nación y alcanzó la cúspide del sistema. El martes de la semana pasada en horas de la noche, el Guía Supremo Iraní Jamenei anunció personalmente que había instruido a las autoridades judiciales aplicar la condena más dura posible si el presunto abusador, de unos 16 estudiantes de acuerdo con los medios, era hallado culpable.
En la carta publicada por el Líder Supremo, dirigida al jefe de la Judicatura, Jamenei destaca que el crimen acontecido en la escuela teheraní ha causado gran pesar. Le ordena por tanto ejecutar el castigo islámico inmediatamente tras el juicio. En un vídeo publicado por un grupo de padres se puede apreciar a un hombre, esposado, reconociendo, entre varias increpaciones, haber mostrado los vídeos solo por diversión.
La aparición de la grabación aumentó la indignación entre los iraníes de a pie, que recuerdan cómo numerosos casos similares anteriores quedaron impunes. El pasado mes de enero, un juez absolvió a Said Tusi, un famoso recitador del Corán, de varias acusaciones de haber abusado sexualmente de los estudiantes a su cargo en años anteriores.
Si bien el conocido como movimiento #Metoo se hizo realmente contundente y gozó de muchísima simpatía en Occidente, especialmente entre los movimientos feministas, en países como Irán el debate de esta cuestión está bastante condicionado por las costumbres y normas locales. Este hecho pudo evidenciarse cuando varias usuarias confrontaron las múltiples denuncias de abusos en el país apelando a la supuesta falta de recato o hiyab, obligatorio en Irán.
