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martes, 31 de julio de 2018

La inmigración, un problema muy del siglo XXI

Por MontseV

España, por su cercanía con Marruecos y el norte de África, es un país con tendencia receptora. Pasa lo mismo con Grecia e Italia, solo que Italia ya ha decidido cerrar todas las puertas a los inmigrantes bajo la idea de un “enfoque innovador y estructural”. El país de Rómulo y Remo se ha negado a acoger no solo un “Aquarius”, sino más de uno.

Fueron polémica las palabras de Matteo Salvini, videpresidente del Consejo de Ministros italiano, cuando rechazó el navío de la ONG alemana Lifeline diciendo que “La Guardia Costera les ha escrito para que no se movieran, pero estos desgraciados, incluso poniendo la vida de los inmigrantes en esos botes, no han escuchado a nadie y han intervenido cargando cantidad de carne humana a bordo”.

No es de extrañar, entonces, que Trump felicitase ayer al primer ministro italiano, Guiseppe Conte, al que había invitado a la Casa Blanca. “Estáis haciendo lo correcto”, le dijo el presidente norteamericano, que siente empatía por el mandatario italiano debido al tema migratorio. Ambos líderes defienden una política de “tolerancia cero” para los migrantes, a los que no quieren en sus países.

Estas ideas no solo las comparten ambos líderes, sino también la mayoría de sus votantes – por eso llegaron al poder, uno para hacer América grande otra vez y el otro para defender solo a los italianos. El problema es que algunos de estos ideales conducen hacia el racismo, y no solo dirigido a aquellos que intentan entrar en viejo continente, sino contra los que ya están aquí, malviviendo y sin papeles.

España no está lejos de las ideas de Trump o Conte. Hace nada, el recién escogido presidente del Partido Popular, Pablo Casado, lamentó que la acogida de inmigrantes como los del Aquarius crearía un efecto llamada, lo que provocaría que muchos más intentasen cruzar el Mediterráneo para venir. Y es que Pedro Sánchez las está pasando canutas ahora que ha de colocar a todos los migrantes acogidos.

Para ello, ha pedido ayuda a la Comisión Europea para hacer frente al creciente flujo de llegada. Desde inicios de año han llegado a las playas españolas 22.082 inmigrantes que, comparados con los 24.375 que llegaron durante todo el 2017

Para Casado, lo que debería hacerse en reforzar la seguridad en las fronteras y actuar en los países de origen porque "Occidente no puede lavar su mala conciencia con limosnas, tenemos que ser solidaridad de verdad".