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lunes, 17 de septiembre de 2018

El ozono troposférico, en la mira de Europa

Por Anitaa

Hablar del ozono es entrar en un terreno complejo porque aunque ninguna fuente lo emite directamente los contaminantes que salen de los tubos de escape de los vehículos a motor en condiciones de fuerte insolación, reaccionan entre sí dando niveles de ozono no saludables. La Organización Mundial de la Salud, de hecho, alerta sobre el ozono pues afecta negativamente a un 82 por ciento de la población española, además de que tiene un importante efecto sobre los cultivos.

Todos tenemos derecho a respirar aire limpio y sin riesgos para la salud, un derecho inalienable de todo ser humano. Y no tener un aire saludable no es un problema a nivel europeo sino a escala planetaria, porque las emisiones dañinas que genera el tráfico son la causa principal de este conflicto.

El ozono troposférico, en particular, no se emite directamente a la atmósfera. Es un contaminante secundario porque se origina a partir de las reacciones fotoquímicas complejas con intensa luz solar entre contaminantes primarios como son los óxidos de nitrógeno (NO, NO2) y compuestos orgánicos volátiles (COV).

Conscientes de ello, investigadores del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) participan en el proyecto CAPTOR, liderado por Jorge García Vidal y José María Barceló, de la Universidad Politécnica de Cataluña, en España. El objetivo es hacer un seguimiento específico del ozono troposférico.

El proyecto durará tres años y contará con dos millones de euros para el programa Horizon 2020 de la Unión Europea. Integran la iniciativa ONG y centros de investigación de España, Italia, Austria y Francia.

Como parte del proyecto se instala y mantiene una red de sensores de bajo costo en algunas casas de personas que voluntariamente participan en el proyecto. Están en tres regiones muy afectadas por el ozono troposférico: la zona Barcelonès-Vallès Oriental-Osona (España); la Llanura Padana, en el Valle del Po (Italia) y Burgenland, Estiria y Baja Austria (Austria).Con estos sensores se buscarán datos reales de calidad del aire. Se han ubicado en tres regiones europeas muy afectadas por la contaminación como son la zona Barcelonès-Vallès Oriental-Osona (España); la Llanura Padana, en el Valle del Po (Italia) y Burgenland, Estiria y Baja Austria (Austria).

Las científicas del IDAEA responsables, Anna Ripoll y Mar Viana, calibraron los sensores y compararon los datos recogidos con los sensores con los que se registraron en los laboratorios y las estaciones oficiales de la red de calidad del aire.

Los dispositivos sensores están preparados con todos los componentes necesarios para medir la cantidad de ozono y transmitirlo por internet con comunicación inalámbrica.

Es curioso que al observar los mapas de calidad del aire, podemos notar que los puntos que indican la concentración de ozono van aumentando su valor a medida que se alejan de las grandes ciudades. Por tal motivo, algunas personas no toman en cuenta los perjuicios del ozono troposférico porque los efectos se sienten en zonas alejadas de su fuente de emisión.

Válido el proyecto porque la contaminación del aire es el problema medioambiental que más preocupación le causa a los habitantes del continente europeo.