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domingo, 15 de octubre de 2017

Una copita de vino por salud

Por G_nkerbell

Hay buenas noticias para esos eternos amantes del vino. Una reciente investigación ha develado de que beber con moderación, entre tres o cuatro veces cada semana, parece ser que puede ayudar a evitar el desarrollo de enfermedades como la diabetes. El estudio fue publicado en la revista Diabetology, y se encargó de examinar los hábitos sobre el consumo de alcohol de unos 70.551 hombres y mujeres daneses. Los investigadores afirman que estos hallazgos sugieren que la frecuencia del consumo de alcohol está bastante asociado con el riesgo de padecer diabetes ya que consumir algo de alcohol durante 3 o 4 días de nuestra semana se asocia con un riesgo menor.

La investigación señala que si una persona, indistintamente de su género, bebe unos siete vasos de vino en la semana disminuye su riesgo de padecer diabetes entre un 25 y un 30% en comparación con las personas que beben una cantidad inferior a una copa. Otras bebidas alcohólicas como la cerveza, por ejemplo, no afectan a las mujeres en comparación con los hombres, a los cuales sí les disminuye la probabilidad de padecer diabetes en un 21%.

Se cree que este efecto está muy relacionado con la gran presencia de polifenoles en el vino, unas moléculas que ayudan al cuerpo humano a sobrellevar mejor los niveles de azúcar presentes en la sangre. Los expertos también comprobaron en el mismo estudio un menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

Y aunque esta investigación nos demuestra que si bien el consumo de alcohol puede tener algo positivo, no hay que tomarse el alcohol como algo completamente beneficioso para nuestro organismo. El consumo de cualquier cantidad de alcohol incrementa el riesgo de hasta 50 enfermedades gastrointestinales, por ejemplo.

Entre otros beneficios del consumo de vino encontramos que el vino tinto dispone de una propiedad especial ya que activa un gen que impide la formación de nuevas células de grasa. Y además, nos permite estimular las existentes para depurarlas e ir desechándolas poco a poco.

También es un buen mediador para mejorar nuestros procesos cognitivos ya que son muchos los estudios que nos demuestran que beber vino de forma equilibrada, hace que podamos prevenir males como las demencias y enfermedades degenerativas de nuestro cerebro. Además resuelve inflamaciones, evita el endurecimiento de arterias, y además, inhibe la coagulación.

Si padeces de problemas en tu cavidad bucal es bueno que sepas que las uvas tienen compuestos que, al ser sometidos al proceso de fermentación, evitan la aparición de los estreptococos y bacterias vinculadas a las molestas caries, además de ser muy eficaz contra la gingivitis e incluso los dolores de garganta.

De igual manera, es un gran antioxidante. Un recurso natural que es capaz de bloquear, por ejemplo, el crecimiento de las células malignas responsables del cáncer de mama o pulmón. Una de sus mejores propiedades es la acción que ejerce el revastratol a la hora de frenar que el estrógeno derive en problemas de cáncer en las mujeres.

Otras partes de nuestro cuerpo, como los riñones también salen beneficiados de una ingesta de una copita al día de vino pues gracias sus múltiples propiedades antioxidantes y astringentes permite evitar que las bacterias se adhieran a nuestra vejiga o riñones y optimiza el filtrado y depuración de esos órganos.

Otro gran aporte es que disminuye el riesgo de padecerá arterosclerosis, una de las enfermedades causadas por la degeneración de las arterias. El vino permite compensar sus síntomas y hasta puede evitar que aparezca. La aterosclerosis se manifiesta cuando los vasos sanguíneos pierden su capacidad de relajarse. El alcohol presente en esta bebida ayuda a los vasos a permanecer más saludables gracias a la formación de óxido nítrico, una sustancia fundamental en la relajación vascular.