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viernes, 17 de noviembre de 2017

El triste rastro de la lluvia en Grecia

Por Elizabeth Almeida

Las tórridas lluvias que han caído durante toda la jornada de este 15 de noviembre en las localidades griegas de Mandra, Nea Peramos y Megara, en la región del Ática, a unos 20 kilómetros al noroeste de la capital Atenas,  han dejado como consecuencia unos 14 muertos según las últimas cifras confirmadas recientemente por las autoridades de esa nación europea. Entre las víctimas mortales de las precipitaciones se incluye un hombre que fue declarado como desaparecido el miércoles en la mañana y una anciana de 101 años de edad que fue hallada muerta en el interior de su vivienda, completamente inundada. Otros dos hombres, de 89 y 65 años respectivamente fallecieron en situaciones igual de lamentables cuando el sótano y el patio de sus casas se inundaron completamente a causa del fuerte torrente provocado por las constantes lluvias.

Los 14 cadáveres ya han sido transportados al hospital Thriasio, ubicado en la localidad de Eleusis. Las autoridades declararon que aún faltan por identificar varias de las víctimas entre las que se encuentran dos cuerpos encontrados en el territorio costero entre las localidades de Eleusis y Aspropyrgos y que los rescatistas sospechan que pueden corresponderse con dos personas que fueron declaradas como desaparecidas en Nea Peramos también en el horario de la mañana.

Todavía continúa abierta la investigación de la desaparición de un buen número de personas para lograr determinar si han sido víctimas de las inundaciones o se han trasladado a otros lugares más seguros para encontrar refugio, según reportan los medios locales.

Además se anunció que al hospital fueron trasladados unos 10 heridos como causa de varias lesiones y de los cuales solo uno de ellos ya ha sido dado de alta mientras que los ocho restantes permanecen en la instalación médica aunque ya fueron declarados fuera de peligro.

Las potentes lluvias desatadas a partir de las 3:30 de la madrugada del miércoles 15 de noviembre, hora local, provocaron desprendimientos de varias montañas cercanas a poblados así como la formación de imponentes torrentes de agua y fango que han arrastrado todo lo que encontraban a su paso, desde los coches de los residentes hasta muros de algunos jardines que fueron totalmente derribados por la fuerza incontrolable de las aguas. Otras consecuencias terribles han sido la inundación de un importante número de casas y comercios y las obstrucciones de varias calles y carreteras principales.

Por su parte, los servicios de emergencia de las comunidades afectadas, asistidos por refuerzos llegados directamente desde Atenas y otras ciudades cercanas como Larissa, Patras y Lamía, no han detenido ni un instante su importante labor para intentar rescatar a todas las personas que han quedado atrapadas en viviendas, automóviles e incluso un autobús de pasajeros que se encontraba completamente inmovilizado debido a la acumulación de agua en la autopista que conecta Atenas con la famosa Corinto.

A mediados de la jornada se declaró en la nación europea el estado de emergencia en la zona mientras que el primer ministro griego Alexis Tsipras, quien manifestó su profundo pesar por las personas que perdieron la vida a causa de las precipitaciones, convocaba un consejo de ministros extraordinario para la tarde para tratar el alcance total de la tragedia.

El primer ministro se mantuvo en todo momento informado por el propio viceministro de protección ciudadana Nikos Toskas, quien se trasladó a la zona afectada el mismo miércoles en la mañana acompañado por el ministro del interior Panos Skourletis y el capitán del cuerpo de bomberos Vasilis Kapelios.

La catástrofe en esa zona cercana a la capital griega se produce apenas un día después de que la isla de Symi, ubicada en el archipiélago del Dodecaneso, declarara el estado de alarma provocado por las graves inundaciones, que dejaron a su paso numerosos daños materiales aunque no causaron víctimas.