Ni las escuelas se salvan
Rusia, de nuevo en el punto de mira, acusada de haber bombardeado una escuela en Siria donde han muerto al menos 26 personas, entre ellas, niños. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos ha informado de un ataque de la (supuestamente) aviación rusa contra la ciudad de Hass, que se encuentra en la provincia de Idlib, al norte del país. Aun sin balance oficial de muertos, se teme que puedan aumentar.
El embajador ruso en Naciones Unidas, Vitaly Churkin, ha lamentado los fallecidos y ha mostrado esperanza en que no fuesen sus compatriotas lo causantes de la masacre: “espero que no estemos envueltos”, declaró ayer. “Lo más fácil es decir que no hemos sido nosotros” añadió “pero soy una persona responsable y necesito ver qué va a decir el Ministro de Defensa”. Según Al-Jazeera, el mísil impactó con la escuela cuando los niños ya se estaban yendo a sus casas debido a las frecuencias del bombardeo, en aumento durante las últimas semanas.
Inicialmente, la ONG siria había declarado que dos escuelas habían resultado afectadas, pero finalmente se aclaró que era el mismo complejo, pero dividido en varios edificios. Los grupos pro-derechos humanos han criticado por enésima vez los bombardeos indiscriminados contra la población siria, pero tanto Rusia como el gobierno sirio justifican los ataques alegando que los objetivos son los rebeldes. 80 grupos humanitarios han pedido la expulsión de Rusia del tratado de Génova, el Concilio que reconoce los derechos humanos.
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