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viernes, 25 de noviembre de 2016

Votar no es un juego

Por MontseV

Teniendo en cuenta los malos resultado en la educación (dice Pisa) y el decreciente interés y descontento general por la política (remarca el CIS) resulta sorprendente que quieran rebajar la edad para poder ejercer el derecho a voto. Primero, porque la mayoría de adolescentes de 16 años no tiene conocimiento suficiente. Y, que sí, que los mayores de edad tampoco son referencia de erudición, pero la adolescencia es, per se, una edad altamente vulnerable a ser manipulada. El Congreso, por suerte, rechazó esta semana una propuesta de reforma electoral que permitiría votar a los menores de edad. ¿Qué intenciones tendrían los que se posicionaban a favor de la rebaja?  

Es voz populi que la participación en la política no es el plato favorito de muchos españoles, y no es de extrañar, porque el panorama que tenemos no es muy esperanzador. Por ello, la Unión Europea recomienda a sus países miembros que implementen medidas para que los jóvenes aporten sus granitos de arena, y algunos partidos pensaron que la mejor forma era aumentar el censo gracias a los chavales de 16 y 17. El problema es que cantidad no es sinónimo de calidad. La participación de los jóvenes en el ámbito público es tan importante que no puede limitarse permitirles que acudan a las urnas, sino que debería abarcar muchas otras áreas, como la participación en partidos políticos con propuestas e ideas (véase los círculos de Podemos). Aunque lo que realmente hace falta es una educación previa y unos conocimientos generales explicados de manera imparcial que ayuden a entender el cómo, cuándo y por qué de la política. Algunos no tan jóvenes podrían apuntarse también.  

De hecho, la idea que propuso Esquerra Republicana (sí, fueron ellos), junto con otros partidos de izquierdas, es rara avis en Europa. De todos los países de la Unión tan solo uno (Austria) tiene en cuenta en el censo electoral a los menores de edad. Esquerra argumenta que si, por un lado, los adolescentes tienen responsabilidades penales, pueden contraer matrimonio o pueden decidir sobre tratamientos médicos, tienen también la capacidad de emitir un voto. Responsabilidades penales hasta cierto punto, porque a la cárcel no pueden ir. Aun así, las decisiones que les afectan a ellos mismos son libres de tomarlas, pero participar en unos comicios afectan a toda la sociedad no, esto ya es harina de otro costal. Votar no debería ser un juego.