Maduro reclama soluciones al Rey Felipe VI
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, pidió al Rey Felipe VI que tomara cartas en el asunto de lo que él considera ataques fascistas de la derecha española.
Las relaciones entre Caracas y Madrid, que no están en su mejor momento, tienden a crisparse aún más luego del ataque al embajador de la nación sudamericana en España, Mario Isea. El diplomático denunció en días pasados que había sido secuestrado por simpatizantes de la oposición venezolana en Madrid junto a un grupo de funcionarios de otros países. Luego de varias menciones al tema en diversas ocasiones, finalmente el presidente Maduro instó al monarca a que investigara los hechos.
En ese momento los manifestantes le cerraron el paso al embajador venezolano, quien enseguida denunció ante las cámaras que era objeto de un secuestro. "¿Por qué el Gobierno de Mariano Rajoy permitió la agresión contra el embajador de Venezuela de estos grupos fascistas?", señaló Maduro en una de sus tantas apariciones televisivas desde el Palacio de Miraflores, la sede del gobierno en Caracas. "Ponga orden en el fascismo que está surgiendo de la derecha española", acotó el estadista venezolano .
Como es habitual, Maduro reiteró que el hecho ocurrido en España es parte de una campaña de agresiones orquestadas por las derechas locales y por Estados Unidos. Lamentó en ese sentido que gobiernos como el de España se prestaran a esa campaña. El presidente venezolano anunció que le dio la ordena a la canciller, Delcy Rodríguez, para que conformara una comisión para demandar a aquellas personas que agredan a representantes del gobierno bolivariano en otras latitudes.
"La encargo a usted de una comisión especial, de un equipo especial que active demandas contra los fascistas que agreden Venezuela desde Madrid, desde Bogotá, desde Miami, desde Washington, leyes severas hay, sobre todo en Europa, severísimas leyes contra el odio, contra la persecución", subrayó Maduro, quien además recalcó su denuncia ante el "odio fascista" contra su país.
Por ahora la respuesta desde Madrid tuvo lugar la semana pasada cuando el jefe de gobienro español, Mariano Rajoy, dijo que las acusaciones de su homólogo venezolano eran "inaceptables". Rajoy acusó a Maduro de intentar "desviar la atención de la profunda crisis" venezolana.
Desde hace días Venezuela la tensión se apoderó de las calles venezolanas. La cuestión es que la fragmentada oposición al gobierno de Nicolás Maduro está jugando sus mejores cartas para lograr un viejo objetivo:instalarse nuevamente en el Palacio de Miraflores. El problema es que lejos de presentar un proyecto político-económico alternativo a la Revolución Bolivariana la coalición derechista que agrupa partidos con diferentes orientaciones –desde los más moderados hasta los extremistas-, solo ha sabido atacar al Gobierno e intentar así detener el proceso de cambios iniciado en 1999 por Hugo Chávez.
La oposición ha optado por casi todas las herramientas disponibles para alcanzar su meta: desde la convocatoria a protestas políticas para “La Salida” violenta del presidente, hasta la participación casi descarada en la guerra económica que pretende crear descontento en los ciudadanos. Las protestas en las calles de los últimos días, cuyo saldo ya es de 43 muertos, son una manera de presionar al Ejecutivo bolivariano. En el fondo pretenden también azuzar el ya complejo escenario político venezolano y ha sido rechazada por el jefe de Estado en varias ocasiones.