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miércoles, 31 de mayo de 2017

¿Y los taxis en España?

Por Carlos

El taxi de toda España protestó este martes contra las nuevas aplicaciones de móvil que quieren hacerse un hueco en el negocio del transporte de personas. Bajo el lema "Frente al desmantelamiento del sector público del taxi" contra Uber y Cabify. Por ejemplo, en la capital  Madrid el servicio no se prestó durante doce horas, desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde. En la Ciudad Condal, Barcelona, el paro duró 24 horas.

Expliquemos algo. Uber Technologies Inc. es una empresa internacional que proporciona a sus clientes una red de transporte privado, a través de su software de aplicación móvil (app) para conectar pasajeros con los conductores de vehículos registrados en su servicio, los cuales ofrecen un servicio de transporte a particulares.

Expliquemos otro detalle. Cabify es una empresa de redes de transporte a nivel internacional que conecta a usuarios con vehículos a través de una app móvil para smartphones. Los vehículos son conducidos por sus propietarios, quienes deben pasar por un riguroso proceso de selección. Con operaciones en España, América Latina y Portugal, la compañía ofrece dos servicios, uno para clientes corporativos y otro para usuarios particulares.

Los taxistas denuncian desde hace años eso que llaman  “competencia desleal” de las dos compañías citadas Uber y Cabify y Uber, que, en Madrid y Barcelona,  cuentan con más de mil conductores. Sin embargo, estas dos asociaciones apenas son una pequeña parte del número creciente de empresas que quieren explotar el siempre bien remunerado negocio del transporte urbano.

Otro ejemplo. El pasado mes de diciembre la empresa eMov puso en las calles de Madrid una flota de 500 vehículos eléctricos de cuatro plazas para mover usuarios, quienes los alquilan a través de una aplicación en el móvil a razón de 0,19 euros el minuto. Car2Go también lucra a través de esta modalidad. De ahí todas estas movilizaciones demanden una rigurosa aplicación del  ratio de una licencia de VTC y  otras limitaciones como que sus competidores no puedan recoger pasajeros que les paren en la calle o prohibir la cesión de explotación de sus licencias. Y es que, como reza una conocida canción reguetonera, “chofe chofe, no me pare el taxi”.