Escena III: La dulce venganza de los Golden State Warriors
¿Dinastía? ¿Mejor equipo de la historia? Dos interrogantes que por estos días serán recurrentes sobre los Golden State Warriors. Algo sí está claro, los “Guerreros” cumplieron su misión y hoy pueden presumir de ser los campeones de la NBA. Menos de un año después -358 días exactamente-, los dirigidos por Steve Kerr tomaron venganza y recuperaron una corona que fue suya en el 2015 y que le fue usurpada tras tres aciagas noches en el 2016. Kevin Durant, el MVP de la finalísima, Stephen Curry, Draymond Green, Andre Iguodala, Klay Thompson y compañía exhibieron su potencial y desbancaron a unos corajudos Cleveland Cavaliers.
La noche del 12 de junio de 2017 Kevin Durant encajó 39 puntos y llevó a los Warriors a ganar el quinto juego, por 129-120, ante Cavaliers. LeBron James no pudo y los ahora monarcas sumaron su quinto título de la historia. El “Rey” luchó pero su sudor no fue recompensado, debió escuchar las palabras de los triunfadores; debió sentir los festejos; debió, inevitablemente, conformarse. El segundo lugar nunca ha sido suficiente para quienes son considerados únicos. Pero, seamos justos, hablamos de una muerte enunciada. La clásica crónica que todos avizoramos desde que ese tipo llamado Kevin llegó al Oracle Arena.
Digamos que la meta de los Warriors era una sola. Desde el preciso instante en que Durant anunció su desembarco, ese equipo pasó de ser uno de los favoritos a ser el gran y único favorito. Hablamos del grupo que en 2016 había batido el récord de victorias de los Chicago Bulls de Michael Jordan (73). Y, que, para colmo, añadiría a uno de los mejores anotadores de la historia. Digamos, entonces, que festejar al cierre de la temporada era el único final posible entre todos los epílogos escritos.
Kerr dijo tras el triunfo: “Con este grupo de talentosos jugadores las cosas se hacen menos difíciles. Todos trabajaron en equipo, en armonía, para llegar a este momento; para cumplir con el objetivo. Somos los campeones“. Durant, en cambio, enunció: “Jugamos fuerte contra un gran equipo. Todos pusimos de nuestra parte y estuvimos juntos cuando las cosas se complicaban. Nunca nos rendimos. Este es el resultado del esfuerzo colectivo”. Kevin, al fin, cumplió su sueño. Hoy es campeón.
Los Cavs sí que tienen algo que festejar, y es que ante la enorme gesta de sus rivales, haberle roto la seguidilla de duelos sin revés es algo que solo James y sus compañeros podían lograr y, de hecho, lo hicieron. Los Warriors sumaron 15 victorias seguidas en playoffs. Se trata de la mejor marca de cualquier equipo de las cuatro grandes ligas estadounidenses, y estuvieron a sola una de completar una postemporada perfecta: 16-0, ganar las cuatro eliminatorias por KO, 4-0. No obstante, y esta es la conclusión del asunto, los Warriors no terminaron invictos, pero acabaron con los Cavaliers en casi todos los aspectos del juego. La revancha les fue dulce. Todo fue cuestión de venganza.