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lunes, 26 de junio de 2017

Irán, el vecino “molesto” de Qatar

Por LauraB

Por tener relaciones fuertes con Irán, varios países están haciendo la guerra diplomática a Qatar. Esta es una, y me atrevo a decir, la más fuerte de las razones de la crisis que afloró en los últimos días en Oriente Medio. La visita de Donald Trump azoró un conflicto de intereses entre Arabia Saudita, Israel y Qatar. El espaldarazo brindado por el presidente de Estados Unidos a los sauditas les dio el aire que necesitaban para presionar a la pequeña, geográficamente hablando, Qatar. El rey saudita y el presidente estadounidense atacaron a Irán, hecho considerado por Doha de “injustificado”. 

Además describió al movimiento islamista Hamas de “representante legítimo del pueblo palestino” y a Irán de “una gran potencia en la estabilización de la región”. En el fondo, las relaciones con Teherán han sido la piedra en el zapato de Washington desde la Revolución islámica de 1979, trastocando sus intereses en una región riquísima en recursos naturales. 

Las presiones contra Qatar vienen por su soberanía y alto nivel en recursos que le han hecho deslindarse de las órdenes de Arabia Saudita. Eso, interpretando el asunto desde un punto de vista diplomático. Desde una visión económica, todo viene por el gas. Tener el control de los gasoductos se ha convertido en una obsesión para todas las potencias, para los “buenos” y los “malos” en esta historia: Rusia, que es el principal proveedor de gas a Europa; Estados Unidos e Irán que también quieren controlar la situación.

Otra lectura es que estar en malas con Qatar, le conviene a Tel Aviv en su histeria contra Irán y habla además de las tensas relaciones entre árabes y persas.

Para poder hacer algo en Oriente Medio hay que contar con Irán, quieran los americanos o no. El aliado incondicional de Rusia y China, que además es mal visto por los europeos, tiene un peso importantísimo en la geopolítica de esta convulsa región del planeta. Es aquí donde entra Estados Unidos que, lejos de solucionar los focos de tensión, los atiza para asegurar la plata para su complejo militar industrial. Obviamente, si no hay guerras, no hay armas y sin armas no hay dinero. Y esto es pésimo para la nación occidental. Controlando a Irán, Washington controla también a Rusia y a China.

No hay dudas de que la pujanza de Qatar como país poderoso está empezando a dibujar un nuevo mapa en el golfo arábigo-pérsico.  La crisis vino bajo la excusa de que Doha apoyaba a múltiples grupos terroristas como la Hermandad Musulmana (HM), el Estado Islámico (EI) y Al-Qaeda. Ante ello expulsaron diplomáticos y ciudadanos qataríes de las tres naciones y cerraron sus espacios aéreos a Qatar Airways.

Aquí entra de nuevo Irán: Qatar apoya, supuestamente, a Irán, nación persa que apoya movimientos de resistencia libanés y yemenita, a los gobiernos de Siria e Iraq en el combate a grupos extremistas y la asesoría a milicianos chiítas que ayudan a Bagdad a enfrentar al EI.

A pesar del papel de mediadores de Kuwait y Omán la crisis es para rato. El emirato qatarí representa al vecino desafiante ante las monarquías del Golfo. Por ahora el bloqueo regional no ha turbado la vida en este país porque Qatar tiene uno de los Producto Interno Bruto per cápita más altos del mundo y comparte con Irán el mayor yacimiento de gas natural del planeta.