La fisura antártica tendrá menos impacto del previsto
Un bloque de hielo de 5 mil kilómetros cuadrados cuelga de un hilo de apenas 13 en los relieves antárticos. Se trata del témpano de hielo conocido como Larsen C, situado en la porción norte del Polo Sur. Faltan apenas 20 kilómetros para que el trozo blanco se hunda en el mar, pero más allá de las especulaciones que aseguraban que con ello el nivel del mar aumentaría unos 10 centímetros quedaron descartadas. Un reconocido especialista de la NASA, el geofísico Ala Khazendar, plantea que el fenómeno no es más que una parte natural del ciclo de vida de una plataforma de hielo, por lo que apenas un centímetro sería el posible aumento de las agua marítimas, puesto que ya esta porción de Larsen se halla flotando.
Khazendar no responsabiliza únicamente al calentamiento global de hechos como el actual. Según su tesis, al constituir una parte natural en la formación y ruptura de los glaciares, otros témpanos como este podrían desprenderse en un futuro. De hecho, Larsen C tuvo su antecedente directo en el 2002, con la ruptura inesperada de la plataforma B del propio Larsen, y antes, en 1995, cuando colapsó de la plataforma de hielo la porción A.
Un equipo del geofísico observó una década atrás los sucesos de Larsen B, por lo que, con conocimiento de causa, asegura hoy no solo que el incidente no será drástico, sino que además, llevará años la separación final del glaciar. No obstante a ello, algunos refutan la idea de la lentitud del pequeño hijo de los glaciares. La grieta antigua comenzó a crecer sin aviso en diciembre del pasado año. Las observaciones del equipo de Gales señalan que en ese entonces, la velocidad de crecimiento de la brecha se aceleró y aumentó 18 kilómetros en sólo un par de semanas, pocos meses después ya se habla de un desprendimiento que constituye el doble de la isla de Puerto Rico, y dos veces la de Mallorca. Luego de un período de estatismo, desde mayo Larsen C dio un giro y se acercó más al océano, haciendo a la plataforma, según aseguran un grupo de investigadores en Swansea, Gales, un espacio vulnerable a rupturas futuras.
Larsen C tiene unos 350 metros de espesor, y flota en los mares al borde de la Antártida Occidental frenando el flujo de glaciares menores. Fenómenos como este que condicen a la formación de grandes icebergs, son hechos bastantes frecuentes; y no se relacionan directamente con el cambio climático. Lo que sí es una realidad confirmada por estudiosos de diversos países, es que el cambio climático conduce al debilitamiento y la reducción del grosor de las plataformas de hielo de la Antártida.