La sequía se ensañó con la selva tropical del Congo
Se supone que es un bosque húmedo tropical, que cubre y se extiende más allá de las llanuras del río Congo y sus afluentes en el África central. Se supone que la selva tropical del Congo es el segundo bosque de este tipo más grande del mundo, que tiene unos 700.000 kilómetros cuadrados de superficie en seis países, y contiene una cuarta parte de los bosques tropicales que aún sobreviven en el mundo. Pero no sabemos por cuánto tiempo más sea así.
En la disyuntiva nos colocan los datos aportados por satélites de la NASA, que revelan el angustioso hecho de que la selva tropical africana del Congo ha experimentado una considerable y alarmante disminución de sus áreas verdes en los últimos 10 años.
Ya entre los años 2000 y 2012 el descenso se estaba experimentando, al verse afectadas una cantidad cada vez mayor de superficie forestal, muestra el estudio, que constituye uno de los más amplios para explorar los efectos que tiene la sequía a largo plazo en esta área del planeta.
La investigación, publicada en la revista Nature, y realizada por la Universidad de Albany, Nueva York, llama la atención sobre la importancia de entender estos cambios teniendo en consideración que la mayoría de los modelos climáticos predicen que los bosques tropicales pueden estar bajo estrés, como resultado de la creciente escasez de agua en un clima más cálido y más seco, como el de este siglo XXI.
“El verdor” obtenido a través del satélite, es uno de los indicadores que utilizaron los científicos para medir la salud de un bosque, y si bien este estudio se concentra fundamentalmente el impacto de una sequía persistente en la región del Congo, desde el año 2000, los investigadores alertan que de existir una sequía persistente puede alterarse realmente la composición y estructura de esta selva, que afecte su biodiversidad y el almacenamiento de carbono.
Un estudio similar en la selva amazónica ya había utilizado con anterioridad mediciones satelitales de verdor de la vegetación para investigar los cambios en estos bosques, en especial los efectos de las sequías graves a corto. Que ahora se realicen en la selva del Congo es más que un avance, una oportunidad única, pues históricamente se le había prestado poca atención a las selvas tropicales de África. En estas últimas las mediciones de tierra son aún más escasas que en el bosque del Amazonas, y donde las sequías si bien son menos severas, duran más tiempo.
En efecto, el estudio confirmó una tendencia a la disminución gradual en el verdor de la selva del Congo, conocida como " oscurecimiento ", y que sugiere un lento ajuste a las sequías a largo plazo. Este oscurecimiento además, es consistente con la disminución observada en las reservas de agua disponibles para la vegetación, ya sea en lluvia, almacenada el suelo, en los suelos cercanos a la superficie, o entre los árboles.
A ello se suman otros factores como el aumento de las temperaturas en la superficie del suelo, la disminución de la nubosidad y el agotamiento de la humedad del suelo.
La selva Tropical del Congo ya mostraba un estado vulnerable a la desaparición debido a otros problemas como la deforestación, la caza furtiva o la construcción. No en balde forma parte de la lista Global 200 publicado por WWF, que la clasifica como ecorregión de conservación prioritaria. Cada 24 segundos, 120 hectáreas de bosque tropical desaparecen en todo el mundo, lo cual supone en términos prácticos la destrucción de la mitad de las especies conocidas en la Tierra incluyendo seres humanos y de un importante almacen de millones de toneladas de carbono que, pueden representar un tercio de la mitigación del cambio climático en las próximas décadas. Y adivinen, una de las mayores reservas de este gas está en la selva tropical del Congo.
Con la sequía haciendo sus estragos ya es suficiente, y el hombre deberá poner mayor empeño, en no aportarle su huella, más de lo que debiera.