Qatar gana terreno en el conflicto diplomático
Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Bahréin redujeron las condiciones que le exigían a Qatar como parte del “castigo” diplomático que le impusieron al pequeño emirato. De una lista de 13 puntos, estos países dejaron solo seis demandas como combatir el terrorismo y poner fin a los supuestos actos de provocación. También querían poner fin a las trasmisiones de la cadena Al Jazeera, cerrar una base militar turca, cortar lazos con la Hermandad Musulmana (HM) y disminuir sus relaciones con la piedra en el zapato en la región: Irán. Por el momento Doha no ha emitido ninguna respuesta a las nuevas demandas.
El pequeño emirato sí ha insistido en que no acepta ninguna de esas condiciones porque las considera como amenazas a la soberanía y violación del Derecho Internacional de la Carta de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Estos países bloquearon hace seis semanas al emirato, que sorteó las dificultades de esas restricciones. De hecho, el bloqueo le permitió a Qatar dirigir sus esfuerzos hacia otros países de la región como Irán.
Desde la sede la ONU, el representante permanente de Arabia Saudita declaró a periodistas que, junto a los otros diplomáticos, acordaron los nuevos principios en una reunión en El Cairo el pasado 5 de julio. Los encuentros fueron conducidos por el Secretario de Estados Unidos, Rex Tillerson, quien además firmó un memorando con Qatar. Tillerson dijo también que su país tenía un papel “muy constructivo” en la búsqueda de una solución al conflicto. Tillerson olvida que ha sido Washington, precisamente quien ha fomentado las divisiones entre esos países del Golfo Arábigo-Pérsico.
Lo que pasa es que Qatar tiene un Producto Interno Bruto (PIB) de los más elevados del mundo, posee grande reservas de gas natural y una política exterior sumamente independiente de los dictámenes de Riad. Tener el control de los gasoductos es casi una cuestión de supervivencia para países como Rusia, Estados Unidos, China e Irán. Otra lectura es que estar en malas con Qatar le conviene a Tel Aviv en su histeria contra Irán y habla además de las tensas relaciones entre árabes y persas.
Respecto a las relaciones Doha-Teherán, el primero apoya al segundo, que a su vez financia los movimientos de resistencia libanés y yemenita, considerados por Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita como “terroristas”. El emirato qatarí es el vecino desafiante de las monarquías del Golfo, las cuales han tenido que ceder en sus “demandas” ante la firmeza de Doha. Probar fuerza no parece ser la solución a ninguno de los conflictos de esta zona del mundo.