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martes, 8 de agosto de 2017

El “Martillo de acero” cuelga los guantes

Por Miguel

Veinte años atrás, el entonces ucraniano Wladimir Klitschko asombró a todos al dominar ampliamente la división súper pesada en los Juegos Olímpicos de Atlanta. El joven peleador tenía una gran pegada y sabía moverse muy bien sobre el ring. Triunfará en el profesionalismo, auguraron muchos en ese momento, aunque, de seguro, ninguno pudo pronosticar que Klitschko se mantendría en la cima del boxeo profesional por más de dos décadas. Las victorias llegaron, una tras otra, hasta alcanzar, en total, 64. Pero, como sucede en todos los deportes, viene el declive y este fue muy evidente en la derrota en Wembley ante el británico Anthony Joshua.

Klitschko tenía dos opciones: aceptar el reto de Joshua y pelear la revancha en Estados Unidos o retirarse. Eligió la segunda y, realmente, seleccionó bien.

El ucraniano se ganó el epíteto de “Martillo de acero”. En el amateurismo compitió, al igual que su hermano, Vitali (otro portento del boxeo), por Ucrania, pero luego se radicó en Alemania. Apenas unos meses después de obtener la corona olímpica, Wladimir debutó en el profesionalismo; sin embargo, tuvo que esperar bastante para disputar su primera corona mundial. En 2000, después de efectuar 36 combates, obtuvo el cetro de la WBO y defendió este cinturón en cinco oportunidades, hasta ceder frente a Corrie Sanders. Trató de recuperar esa corona, pero cedió ante Lamon Brewster. Su carrera parecía terminada, pero el cuadrilátero demostró lo contrario, porque Klitschko volvió con más bríos y, en 2006, alcanzó el título de los súper pesados por la IBF. Después defendió en 18 ocasiones esa corona y siempre bajó del ring con la victoria. Durante nueve años mantuvo el cinturón de los súper pesados de tres organizaciones profesionales: IBF, WBA y WBO.

Nadie parecía capaz de detener Klitschko. Muchos le pidieron que enfrentara a su hermano, Vitali; pero en esto el “Martillo de acero” fue inflexible: jamás aceptó pelear contra su propia sangre. El reinado de 11 años invicto de Klitschko terminó a manos de un controvertido boxeador que luego entró en problemas por las drogas, Tyson Fury. Nunca hubo revancha, pero para el ucraniano se abrió una nueva oportunidad, con el combate ante Joshua. La historia es conocida: en Wembley puso de rodillas en una ocasión al local, pero, al final, los jueces lo vieron perder. Entonces Klitschko enfrentó un dilema: tenía 41 años, 21 de ellos como profesional, lo había ganado todo y su cuenta bancaria era abultada. ¿Aceptaba la revancha frente a un rival más joven e, indudablemente, en mejores condiciones? Optó entonces por retirarse. Ahora, dice, se dedicará a sus negocios. Entre sus ideas más cercanas está la expansión de “11 Mirrors”, una cadena de hoteles de lujo en la que tiene participación en Ucrania.

Klitschko terminó su carrera profesional con excelentes números: intervino en 69 peleas, de las que ganó 64, 53 de ellas por KO. Se retira uno de los más grandes peleadores europeos de todos los tiempos. Uno que, sin dudas, es leyenda de los cuadriláteros y que ganó, a base de golpes y esquivas, el epíteto de “Martillo de acero”.