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domingo, 13 de agosto de 2017

El Mundial de Londres, el muro de las lamentaciones españolas

Por Mayli

España no ha conseguido hacer la cruz en el Mundial de Atletismo de Londres 2017 y puede ser la primera ocasión en que el país europeo se marche sin medallas de un Mundial. Las principales aspiraciones de España descansaban en el cubano Orlando Ortega, Ana Peleteiro en el triple, y la campeona olímpica de Río, Ruth Beitia que no pudo pasar del metro 92 en Londres, después de meses de lesiones. Antes esa presión, España ya convocó a sus marchistas Miguel López y Álvaro Martín. Pero la realidad es que Londres ha puesto en la mira negativa al atletismo español.

Al atletismo español no le pudo ir peor en Londres, pues solo había conseguido para puntear dos séptimos lugares de la triplista Ana Peleteiro, y del vallista corto, el cubano-español Orlando Ortega. La otra esperanza a priori, la campeona olímpica de Río de Janeiro, Ruth Veitía, terminaba fuera de las ocho primeras, tras no poder con la altura de 1.92 en la final de la capital inglesa. En realidad, las expectativas españolas estaban entre algodones, porque las lesiones estaban a la orden de la nómina ibérica. Ana Peleteiro terminaba séptima en el triple, aunque no tenía reales opciones de podio, con el duelo determinante y latino planteado entre Colombia y Venezuela, entre Ibarguen y Yulimar Rojas, a la postre plata y oro. Por si no bastara, Peleteiro terminaba lesionada. Mientras Orlando Ortega, el subcampeón olímpico de Río el año pasado, conseguía incluirse en la final, pero sin los favoritismos de la ciudad brasileña. Finalizaría a diez centésimas del primer lugar del jamaicano Omar McLeod, y con una de las peores arrancadas de los involucrados. Ortega también había desembarcado en Londres arrastrando lesiones y realmente hizo su mayor esfuerzo allí.

«Dejemos de hablar ya de si nos duele aquí o allá, o si nos molesta algo. Si estamos aquí es para competir», decía Ortega cuando llegaron a Londres, y eso habla muy bien del carácter del cubano (nacionalizado español), que en muchas ocasiones ha declarado que quería agradecerle a España todo lo que le ha brindado para crecerse como atleta, una vez se concretara su fuga de Cuba. Después de la carrera volvería a justificarse con las lesiones, aunque antes las desechara. El cubano tiene que cambiar estrategias y ajustar tornillos de cara a Tokio 2020, donde sus opciones de medallas van decayendo a medida de que figuras jóvenes, como las del jamaicano, se aferren y se asienten en el top del atletismo. Ahora mismo a Ortega lo único que le sobra es el carácter. La última gran esperanza, aunque poco realista, también por lesiones, era la campeona olímpica de Río 2016, del salto de altura, Ruth Veitía. Esta temporada la española solo había conseguido un 1.94 metros, mientras la gran favorita, la readmitida rusa Maria Lasitskene, con 2,06, le daba mayor presión. A la postre, la rusa ganaba el título mundial y repetía su actuación de hace dos años.

Veitía (1.88) no conseguía en la final, siquiera los 1.92 y era la primera que se marchaba de la competencia, terminando en el puesto 12. A su llegada a Londres ya había avisado que su reto sería pasar a la final porque había pasado cuatro meses terribles entre dolores de hombro, vertebras, caderas y rodillas. La saltadora de 38 años probablemente se despida de la alta competición, porque será muy difícil que vuelva al próximo mundial con cuatro décadas pasando factura. A España en Londres solo le va quedando lo que puedan hacer los marchistas Miguel López y Álvaro Martín, el último día del Mundial. Pero con el empuje de chinos, rusos y los africanos, las posibilidades de medallas son muy escasas. De aplausos, aunque sin medallas, la marca personal de 8125 puntos, que conseguía Jorge Ureña, en el decatlón. Si España se despide sin medallas, estaríamos ante un hecho histórico con ribetes negativos, pues por primera vez, los ibéricos se irían en blanco.