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martes, 29 de agosto de 2017

El sentido más antiguo de la historia

Por Janet

Probablemente, el olfato es el más arcaico y menos comprendido de nuestros sentidos. Se trata de un sentido químico en el que actúan como estímulo las partículas aromáticas u odoríficas desprendidas de los cuerpos volátiles. Estas partículas se disuelven en el moco y estimulan los receptores de las neuronas olfativas, que conducen las señales a través del hueso etmoidal hacia los dos bulbos olfativos del cerebro. Llegan por el aire que respiramos a la zona de la pituitaria, excitando a las células olfatorias. Para que puedan ser captadas tienen que estar previamente disueltas, misión que cumple el mucus que humedece esta membrana, y que es segregado por las glándulas de Bowman.

No obstante los humanos no tenemos la misma capacidad olfativa que otros mamíferos, el olfato es un sentido necesario para nuestra salud, que nos proporciona importante información, llena de salpiques, de un modo que a veces nos pasa desapercibido. Pero poseemos otras cualidades que provienen del olfato q2ue nos ayudan en muchos sentidos en la vida cotidiana.

Tal es el cao de la memoria olfativa, la más poderosa. Seguro que puedes asemejar olores que te recuerdan a tu infancia. También es muy probable que un determinado olor tenga aunque no seas consciente una gran influencia sobre tu estado de ánimo. Esto es debido a que el sentido del olfato es el más conectado a nuestros recuerdos emocionales, debido a la zona del cerebro en que se genera. En el bulbo olfativo la información se reúne y procesa para luego transmitirla por una compleja red de terminaciones nerviosas hacia la corteza cerebral. Según un nuevo estudio que ha analizado los cerebros de 18 cadáveres siete hombres y 11 mujeres que murieron a la edad de 55 años sin daños neurológicos, se ha podido comprobar que tenían de promedio 50% más neuronas en el bulbo olfatorio.

Se dice que es el único sentido que se fatiga. Luego de un rato, la mente se acostumbra a los malos olores y dejamos de percibirlos (al menos que sean muy intensos). Estarás pensando que otros sentidos también se fatigan, por ejemplo la vista cuando pasas muchas horas delante de una pantalla, pero se trata de una fatiga de los órganos que posibilitan esos sentidos (en este caso, los ojos) no del sentido en sí.

Logra mantenernos vivos. El olfato representa un papel crucial en nuestra salud y el comportamiento. Es tan importante, que el hecho de que un anciano sufra un gran deterioro de este sentido, es un predictor bastante certero de sus posibilidades de fallecer en los siguientes cinco años.

Además sirve para descubrir a un asesino. El olor que desprendemos es único, hasta el punto que, mezclado con un perfume, podría servir a los expertos en criminología para localizar a un asesino a través de la fragancia que ha transferido a su víctima. El problema es que se desvanece con el tiempo y no tenemos sistemas de almacenaje externo tan exhaustivos como nuestro propio cerebro.

Se suele agudizar cuando tenemos hambre. La grelina, una hormona que poseemos en el del estómago  se encarga, entre otras funciones, de la estimulación de nuestro  apetito y almacenar grasa, también aumenta la capacidad de nuestro olfato de poder localizar alimentos ricos en calorías.