La moda de la dieta cetogénica
Hace casi una década un estudio británico publicado en la revista The Lancet Neurology sostenía que una dieta especial rica en grasas y proteínas, pero baja en carbohidratos ayudaba a controlar en dos terceras partes los ataques de epilepsia en los niños que la padecían. La dieta se llamó cetogénica, y estuvo vinculada íntegramente a los casos epilépticos en personas donde los fármacos no hacían acción alguna. Pero de un tiempo para acá, la dieta se ha vinculado también a la pérdida de peso y ahí sí que empezó la fama de la dieta. ¡La Revolución cetogénica acaba de empezar!
Diez años atrás un estudio publicado en la revista británica The Lancet Neurology, informaba de un estudio con niños epilépticos entre 2 y 16 años, donde una dieta alimenticia, rica en grasas y proteínas, pero baja en carbohidratos, denominada dieta cetogénica, había conseguido disminuir los ataques en las dos terceras partes. Desde entonces la dieta se vinculó generalmente a la epilepsia, sobre todo con esas personas a la que los medicamentos indicados no le hacían ningún efecto. Pero con el tiempo la dieta se hizo más famosa, más popular, más recurrente en su uso, pero porque se le asociaron a fórmulas para perder peso. Eso entonces la hizo más moderna, ya que bajar de peso sigue siendo un anhelo universal. La explicación bioquímica es que dicha dieta hace que el cuerpo libere cetonas en el torrente sanguíneo, y esta (en vez de la azúcar producida por los carbohidratos) sea la principal fuente de energía del cuerpo, esto a través de la cetosis. Esto ocurre entre dos y cuatro días, una vez se deje de comer menos de 20 a 50 gramos de carbohidratos por día. Claro, la lentitud o rapidez del efecto depende de cada organismo que como se sabe actúa en independencia.
La principal crítica de la dieta es que tiene demasiada proteína de mala calidad, entre ellas carnes procesadas. Siendo tan restrictiva como es dicen los especialistas que se hace muy difícil de seguir a largo plazo. Incluso se recomienda que los pacientes con alteraciones renales no deban seguirla porque podría empeorar su condición. «Al principio algunos pacientes pueden sentirse un poco cansados, mientras que otros presentan mal aliento, náuseas, vómitos, estreñimiento o problemas para conciliar el sueño», dijo en un estudio un catedrático de Harvard. También está el peligroso desbalance del colesterol, pues en los primeros días se eleva, y luego en los meses venideros, baja considerablemente. Pero como no se lleva a cabo durante demasiado tiempo, no se ha podido encontrar las peores consecuencias a largo plazo. ¿El beneficio? Por supuesto es la pérdida casi inmediata de peso. Sin embargo, los médicos siguen sin recomendarla del todo, porque la dependencia de carne roja, procesadas y saladas, suelen ser poco saludables. También porque se desconocen con exactitud sus efectos a largo plazo, lo que lo hacen una incógnita. Por demás las dietas que ofrecen cierta inestabilidad llevan en un final a una alta mortalidad.
Entonces, ¿Cuál? La recomendación es un estilo de vida, algo que sea a largo plazo y que combine una dieta de frutas, vegetales, carnes no procesadas, pescados, nueces y mucha agua. Eso dará energía, vitalidad, salud y por lo tanto larga vida. Es importante no llevarse por las dietas de modas, aunque entre en el rango de desesperación, lo más importante es pedir asistencia a algún especialista más que consejo a una amiga, que oyó que alguien le dijo que la dieta cetogénica era la última novedad del mercado. Antes de todo hay que atender su salud, preguntarse qué es mejor para uno, antes de cometer locuras en nombre de una dieta de moda.
