Las estimulación muscular en los bebés
Esta acción suele confundirse con la práctica de la natación, la cual se define como la acción de transportarse mediante el nado en el agua, flotando, pero la Academia Americana de Pediatría famosa en esta práctica afirma que esta práctica de los pequeños no es posible sino hasta después de cumplidos los cuatro años edad, debido al desarrollo neuromuscular que deben poseer. Pero es una teoría que se encuentra en disyuntiva, porque en la actualidad los bebes más pequeños de tres a 24 meses lo practican, pero esta vez con el nombre de la estimulación acuática. Se dice que los ejercicios realizados no son tan fuertes para la edad.
Muchos especialistas afirman que un conveniente esquema de estimulación acuática posee fases que auxilian al niño a adaptarse al contorno, desde la aclimatación con el agua, ejercicios de estimulación muscular y equilibrio, hasta llegar a las inmersiones. Esta es una actividad que además varios especialistas afirman que les brinda seguridad a los pequeños que suelen ejercitarse de esta forma.
Otros de los beneficios de la práctica de esta actividad es la serie de incitaciones que el bebé recibe durante la clase, que posee una duración cerca de los 45 minutos y además se asegura que vale para favorecer la gestación del sistema nervioso. Son varios los testimonios de padres que acuden a este tipo de ejercicios donde los resultados han sido sumamente favorables.
Son varios los estímulos y activaciones ofrecidas en esta práctica acuática Las incitaciones que se le ofrecen son rutinas de percepción, sensoriales, autocontrol corporal, juego y descubrimiento. El infante asimila y controlar su respiración, manifiesta mediante el descubrimiento lo que su cuerpo puede hacer, desarrolla independencia y se conecta con su papá o mamá, aclarar que solo uno de los padres puede entrar con él a la piscina, es tarea de ambos padres decidir cuál es el que realizará la práctica con él bebe.
Los entrenadores y profesores aseguran que el aprovechamiento de estos estímulos posibilita que el sistema cerebral del niño forme el mayor número de vínculos neuronales posibles durante la primera etapa de la infancia, lo cual asegura la potenciación su desarrollo psicomotriz.
No obstante, es válido aclarar que la práctica de este tipo de entrenamiento fortalece el vínculo entre el pequeño y sus padres. Además varios de los niños que suelen acudir a estos ejercicios poseen ciertos problemas neurocerebrales que gracias a esta práctica han mejorado en el desarrollo y estimulación motora. Lo que no quiere decir que los niños sanos no acudan a este tipo de entrenamiento, pues su práctica reafirma o mejora cada una de sus activaciones naturales, tal es el caso de la percepción, sentidos sensoriales, el autocontrol corporal, el juego y el propio descubrimiento de hasta donde son ellos capaces de llegar.
EN realidad la práctica de la estimulación acuática es la de desarrollar destrezas, habilidades, pericias, mañas y experiencias en el medio acuático. Esto debe abrir la puerta al niño a desarrollar su propia inteligencia, fortificar e incrementar sus vínculos afectivos y formar una personalidad de seguridad en sí mismo.