Operaciones militares para pacificar Río de Janeiro
El despliegue de miles de efectivos es parte de la operación Seguridad y Paz implantada por el presidente interino, Michel Temer, para pacificar y controlar la situación de violencia en Río de Janeiro. Desde que inició la estrategia militar a finales del mes de julio pasado, solo ha aportado más muertos a un problema cuya solución no es más militarización. En esta operación participan las Fuerzas Armadas, la Fuerza Nacional de Seguridad Pública y la Policía Federal de Carreteras. Los efectivos se enfrentan en los barrios pobres, conocidos como favelas, a tráfico de drogas, robo de mercancías, sobre todo armas y la consecuente tensión provocada por tanta violencia.
En una comparecencia televisiva el ministro brasileño de Justicia, Torquato Jardim, dijo que el operativo de seguridad está acabando con el mito del poderío del crimen organizado. Esta ha sido la respuesta del Ejecutivo de Temer para paliar la crisis de ese estado ubicado al sur de Brasil y famoso por sus míticas e icónicas playas. A ello se suma la declaratoria del estado de calamidad anunciado antes de la inauguración de los pasados Juegos Olímpicos Río 2016. También afecta en gran medida el flujo normal de turistas que visitan esa urbe. La criminalidad y las balas perdidas del mundo carioca provocaron un pérdida de alrededor de 320 millones de reales al sector turístico y de servicios.
Río de Janeiro es hoy el estado más violento del gigante sudamericano. Para tener una idea del problema en el periodo 2011 a 2015 hubo más muertes por violencia que en Siria, país donde hay una guerra civil. La violencia es parte de las caipirinhas y de las escenas de películas como Ciudad de Dios o Tropa de élite que reflejan la situación desde hace años.
El Anuario Brasileño Seguridad Pública estimó que en esos cuatro años se contaron 278 mil 839 homicidios intencionales, robo o daño corporal seguido de muerte y muertes por intervención policial. Las cifras hablan de un muerto por cada nueve minutos. Del otro lado, en 2015 fueron asesinados 393 agentes de policía y en lo que va de este año han sido 91 efectivos de la Policía militar.
El aumento de la violencia está ligado al aumento de la pobreza, la falta de recursos de los Estados para mantener políticas sociales inclusivas y además es un efecto palpable de las medidas neoliberales impuestas por el gobierno de Temer. Mientras tanto, la ciudadanía reclama estrategias mucho más efectivas y no violentas. Ocupar militarmente las favelas solo acrecienta la guerra entre narcotraficantes, agentes de seguridad y los habitantes de las favelas.