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lunes, 14 de agosto de 2017

Una salida muy pringosa de la cárcel

Por Elizabeth Almeida

Una docena de reclusos lograron escapar de un penal de Alabama, en los Estados Unidos, usando solamente su ingenio y un poco de mantequilla de maní. Si esto te parece increíble te explicaremos a continuación como es que estos hombres lograron esta insuperable hazaña, aunque lo cierto es que también tuvieron a su favor la ingenuidad de sus captores. En lo que el nuevo policía no estaba claro es que no solo las celdas cuentan con una numeración, sino que otras habitaciones también cuentan con su propia clave. Muy astutamente uno de los presos usó la mantequilla de cacahuate y logró cambiar el número de una celda por otro que señalaba el de la puerta de salida. 

El ingenio del hombre es sin duda una de sus más eficaces armas. Cada día nos sorprenden las noticias de científicos e investigadores que utilizan sus conocimientos para realizar importantes aportes en campos como la medicina, la química o la biología. Pero lo cierto es que la astucia y la agilidad mental son características que puede gozar cualquier persona sin importar su condición social, su profesión o su edad. Cuando el juego de la destreza deja a un lado la fuerza y comienza a intervenir nuestro cerebro sabemos que la partida alcanza otro nivel. El más listo siempre podrá sobresalir en cualquier situación que se ponga aunque esto no signifique que todas las mentes brillantes se usen para el bien.

El pasado domingo 5 de agosto una docena de reclusos lograron escapar de un penal de Alabama, en los Estados Unidos, usando solamente su ingenio y un poco de mantequilla de maní. Si esto te parece increíble te explicaremos a continuación como es que estos hombres lograron esta insuperable hazaña, aunque lo cierto es que también tuvieron a su favor la ingenuidad de sus captores. Los presidiarios se aprovecharon de que era el primer día de trabajo de su guardia y utilizaron una porción de3 mantequilla para confundir al pobre hombre.

En el presidio en cuestión, cada puerta del corredor se identifica con un número, así a la hora de ubicar a los prisioneros, los guardias utilizan como referencia esa identificación. En lo que el nuevo policía no estaba claro es que no solo las celdas cuentan con una numeración, sino que otras habitaciones también cuentan con su propia clave. Muy astutamente uno de los presos usó la mantequilla de cacahuate y logró cambiar el número de una celda por otro que señalaba el de la puerta de salida. Cuando el preso le solicitó al novato carcelero que le permitiera entrar en su celda, este cayó en la trampa y abrió la tan ansiada puerta que daba acceso al exterior.

Esta estrategia permitió la fuga de unos 12 reclusos que se encontraban cumpliendo disímiles condenas en ese recinto. Los fugitivos tenían entre 18 y 30 años de edad y se enfrentaban a cargos que iban desde conducta desordenada hasta intento de homicidio. Al salir al exterior, los fugados se quitaron sus típicos trajes anaranjados que emplearon para trepar la verja que los separaba del exterior y proteger sus manos de los alambres de púas.

El Sheriff del condado de Walker, uno de los agentes de la autoridad que se encargó de la posterior persecución, aseguró que los hombres escaparon en todas direcciones, aunque gracias al rápido accionar de las fuerzas policiales fueron apresados en un tiempo récord de ocho horas, excepto uno del cual se desconoce su paradero.

Los arrestos se realizaron sin violencia según reportaron varios medios de prensa en Estados Unidos. La única persona que resultó gravemente herida fue uno de los reclusos que se cortó el pulgar subiendo por la valla. Ante las preguntas de los medios, las autoridades acusaron que los prófugos se habían aprovechado de la falta de experiencia del joven guardia que tenía la inmensa responsabilidad de vigilar a unos 150 prisioneros simultáneamente.

Al parecer, los prisioneros solo tuvieron que guardar un poco de la mantequilla de maní que se sirve habitualmente en las comidas de la prisión y esperar el momento oportuno para cambiar los números identificativos en las puertas. De esta manera la expresión “un genio del mal” parece recobrar el sentido pues estos hombres demostraron que con las más sencillas herramientas se pueden lograr las cosas más increíbles, aunque el fin de las mismas no sea el más honesto de todos.