"Lo cinematográfico" en el Caribe
Aunque el fenómeno de ´lo cinematográfico´ en el Caribe es más bien reciente, en la región se encuentran valiosos exponentes. Durante la década del 70 del siglo XX, películas realizadas por cineastas caribeños mostraron un punto de vista diferente al lugar común que las producciones metropolitanas habían legitimado en el imaginario del espectador mundial. Cuando se habla entonces de cine caribeño y una identidad, hay que tener en cuenta la complejidad etnográfica, geográfica y cultural del área. De acuerdo a los especialistas, el cine caribeño necesita entonces, en término de lenguaje, un discurso capaz de recodificar la visión y que invite a la relectura de las idiosincrasias, certidumbres, concepto al uso de belleza y el conjunto de consideraciones morales que influyen en pensar que esto o aquello ha sido bueno o malo.
El Caribe diverso en razas, creencias, idiomas y culturas se muestra con ojos y voces propias a través del séptimo arte. Aunque los especialistas señalan que el fenómeno de ´lo cinematográfico´ en el Caribe es más bien reciente, en la región se encuentran valiosos exponentes.
Durante la década del 70 del siglo XX, películas realizadas por cineastas caribeños mostraron un punto de vista diferente al lugar común que las producciones metropolitanas habían legitimado en el imaginario del espectador mundial. Por ejemplo, ´The Harder They Come´ es considerado el primer gran suceso fílmico producido en Jamaica, al apartarse de los estereotipos para mostrar un retrato dramático y poco complaciente de la vida cotidiana en Kingston, la capital de ese país. La banda sonora de la película es alabada por los críticos pues logró introducir y popularizar el reggae en Estados Unidos.
El filme del martinicano Euzhan Palcy fue un exitoso al conquistar el León de Plata en 1983 y el César a la mejor ópera prima en el año 1984, gracias a una conmovedora historia de superación personal. Asimismo ´Haití, el camino de la libertad´, marca otro hito en la cinematografía caribeña. El documental en blanco y negro del reconocido cineasta haitiano Arnold Antonin describe los sufrimientos, la resistencia y la lucha de su pueblo por alcanzar la soberanía. Otra figura imprescindible del cine haitiano es Raoul Peck quien fue nominado a los premios Óscar por su documental ´No soy tu negro´.
Y cuando se habla de cine en el Caribe es imposible no mencionar la amplia y prestigiosa tradición cinematografía engendrada en la Mayor de las Antillas bajo el auspicio del Instituto Cubano Artes e Industria Cinematográficos (ICAIC).
Nombres como Tomás Gutiérrez Alea, Santiago Álvarez, Julio García Espinoza, Humberto Solás y filmes como ´Memorias del Subdesarrollo´, ´Lucía´, ´Fresa y Chocolate´ y ´La Bella del Alhambra´, se convirtieron en joyas del cine cubano. Su impronta sentó las bases para edificar una filmografía autóctona y universal, cuyos influjos trascienden hacia las nuevas generaciones de cineastas de la isla.
Cuando se habla entonces de cine caribeño y una identidad, hay que tener en cuenta la complejidad etnográfica, geográfica y cultural del área. En ese sentido, aunque impugnadas eventualmente, en 1982 el realizador Christian Lara señaló cinco condiciones imprescindibles para que un filme pudiera ser considerado como antillano o caribeño: el director debe ser de la región del Caribe, el argumento debe ser una historia caribeña, el actor/actriz principal debe ser del Caribe, debe ser usado el creóle (lengua criolla haitiana) y el equipo de producción debe ser caribeño.
Lamentablemente los centros hegemónicos que rigen los ciclos de producción y difusión audiovisual no aprecian en su justa medida los valores estéticos y la riqueza cultural que definen al cine del Caribe. Otra razón que permite entender las carencias en el medio cinematográfico pudiera ser la inexistencia de una verdadera industria regional, capaz de generar una producción estable, pues si se exceptúa a Cuba, puede advertirse que los esfuerzos productivos han sido más bien esporádicos, limitando la creación cinematográfica en el área.
No obstante, para visibilizar y defender este cine otro y auténticamente caribeño, surge en Cuba, la Muestra Itinerante de Cine del Caribe: considerada por la Unesco como la acción de mayor significación y alcance en la producción cinematográfica y audiovisual de la región. Con esta certeza, las cinematografías del Caribe anglófono, francófono e hispano en su diversidad de géneros se fortalecen, no renuncian a su identidad, crean espacios de colaboración y perpetúan las raíces culturales que nos identifica la magia del cine.
Sin dudas, el cine caribeño es un ejemplo de lo que llaman cine sumergido, víctima de la violencia cultural a la que lo condenan los monopolios mediáticos, existiendo sólo en la medida en que las grandes urbes lo reconocen. De acuerdo a los especialistas, el cine caribeño necesita entonces, en término de lenguaje, un discurso capaz de recodificar la visión y que invite a la relectura de las idiosincrasias, certidumbres, concepto al uso de belleza y el conjunto de consideraciones morales que influyen en pensar que esto o aquello ha sido bueno o malo.