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sábado, 30 de septiembre de 2017

Los carnavales del Caribe y sus raíces

Por Jacky

Lo que comenzó asociado a una tradición católica milenaria terminó por convertirse en una gran fiesta popular, en una cita ineludible donde estallan la música, el baile y los colores de cada pueblo. Los carnavales marcan de manera especial el calendario en las islas del Caribe. Por celebrar la mezcla de culturas que sustentan la región, por su capacidad de movilización social que supera todo tipo de diferencias, porque su poder de convocatoria está en el corazón de la gente, por alentar el arte popular y mantener vivo el pasado, el Caribe vive un eterno carnaval. El carnaval es su espacio de intercambio cultural y contribuye a la permanencia de expresiones ancestrales que fortalecen la identidad regional.

El alocado bailar de los cuerpos, el gritar de las gargantas y la explosión de creatividad caracterizan al carnaval: acontecimiento cultural donde el folclor caribeño brota a flor de piel. Lo que comenzó asociado a una tradición católica milenaria terminó por convertirse en una gran fiesta popular, en una cita ineludible donde estallan la música, el baile y los colores de cada pueblo. Los carnavales marcan de manera especial el calendario en las islas del Caribe. La celebración constituye un espacio de intercambio cultural y contribuye a la permanencia de expresiones ancestrales que fortalecen la identidad regional.

El carnaval de Trinidad y Tobago es considerado el más antiguo y el mayor de todos los que se celebran en el Caribe. Cada año a las 2 de la madrugada del lunes de carnaval comienza el ritual: las bandas de música recorren las calles y compiten para interpretar el March Road o himno anual de la fiesta, la gente disfrazada sale a bailar y cantar al ritmo de las steelbands, se eligen los monarcas del Calipso y la Soca y se coronan a los reyes y reinas del Carnaval.

En la República Dominicana, la culminación del carnaval coincide con la fecha de Independencia Nacional, añadiendo otro motivo para el derroche de energía. El carnaval dominicano distingue por sus singulares máscaras que reflejan el imaginario mágico-religioso de sus habitantes. Aquí se ha forjado una fuerte tradición de maestros artesanos que realizan magníficas piezas utilizando papel, almidón y pigmentos en acrílico o aceite.

Las representaciones generalmente imitan animales, seres humanos y las posibles caras del Diablo. Entre los personajes más famosos está “Roba la gallina”: una señora con grandes atributos físicos, de vestimenta llamativa y “El Calife”: un hombre vestido de negro que aprovecha la ocasión para hacer críticas picantes sobre personalidades políticas y sociales.

Por su parte, en Barbados se celebra el Crop Over. Originalmente este festejo marcó el final de la cosecha de la caña de azúcar y desde entonces se ha convertido en el mayor festival nacional. Se realizan concursos de comida y bebida y la presencia de la famosa cantante barbadense Rihanna suele añadirle un sabor especial a los desfiles.

En Curaçao podemos encontrar el atractivo adicional de un Festival de Tumba: evento musical que reúne durante 4 días a los mejores compositores, cantantes y grupos locales.

Con la cumbia como protagonista, el Carnaval de Barranquilla, Colombia se considera entre los más atractivos del Caribe. El Congreso de la República lo designó Patrimonio Cultural de la Nación y desde el 2003 fue catalogado por la Unesco como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad pues reúne expresiones emblemáticas de la memoria e identidad del Caribe colombiano.

Con la batalla de flores inician 4 días de fiesta y diversión. Entre los bailes típicos del carnaval se encuentran la danza de Negros que celebra la percusión y las manifestaciones culturales heredadas de las etnias africanas y las danzas del congo y del garabato que evocan la vida y la muerte. La coronación de la reina de barranquilla es uno de los espectáculos más trascendentales.

Una figura emblemática del carnaval es el Rey Momo: personaje de la mitología griega que fue famoso por divertir a los dioses del Olimpo, en él se personifican el sarcasmo, las burlas y la agudeza irónica. Cada año Momo recibe desfiles en su honor y en naciones como Colombia se realiza una coronación especial donde se le declara como rey del carnaval. En algunos países suele entregarle las llaves de la ciudad y por lo general se escoge a un hombre robusto para caracterizar al personaje. Al finalizar el carnaval se quema un muñeco simbólico del Rey Momo hasta es reducido a cenizas. Una vez quemado también se limpia a las personas de los excesos o actos repudiables realizados durante el festejo.

El carnaval más caliente de Cuba se celebra cada año en el mes de julio en Santiago de Cuba. La tradición tiene sus raíces en la época colonial cuando se celebraba una procesión religiosa para honrar al Apóstol Santiago, patrón de la ciudad. Hoy se considera entre los más atractivos del Caribe por sus paseos y congas centenarias como la de los Hoyos que dan vida a estas jornadas. Predominan los toques de tambores, quinto, campana y la corneta china es un elemento distintivo de la conga santiaguera que arrastra tras de sí, a una impresionante multitud. Con modestos recursos y sin la magnificencia de otros carnavales en el mundo, los de esta ciudad llevan el sello de su gente.

Por celebrar la mezcla de culturas que sustentan la región, por su capacidad de movilización social que supera todo tipo de diferencias, porque su poder de convocatoria está en el corazón de la gente, por alentar el arte popular y mantener vivo el pasado, el Caribe vive un eterno carnaval. El carnaval es su espacio de intercambio cultural y contribuye a la permanencia de expresiones ancestrales que fortalecen la identidad regional.