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martes, 31 de octubre de 2017

Cuando las leyes se van de las manos

Por Miss GD

En los medios de prensa extranjeros es noticia el caso de la pequeña mexicana Rosa María Hernández quien fue detenida en la madrugada del martes pasado cuando viajaba en una ambulancia. La niña de 10 años, quien sufre de parálisis cerebral, viajaba acompañada de su tía, Aurora Cantú, cuando varios agentes de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos detuvieron el vehículo en la carretera ubicada entre Laredo y Corpus Christi, en el sur del estado de Texas. Rosa María debía ser sometida a una cirugía de vesícula biliar de emergencia, sin embargo los agentes migratorios detuvieron la ambulancia para chequear el estatus legal de quienes viajaban en el vehículo. Al comprobar los documentos se percataron de que Cantú es ciudadana de los Estados Unidos, pero la niña es indocumentada.

A pesar de que le permitieron continuar hacia el hospital, se mantuvo escoltada por los agentes armados en todo momento, según señala el abogado de la familia Hernández, Alex Gálvez. Incluso en el propio centro médico pidieron que la puerta de su habitación se mantuviera abierta en todo momento para mantener vigilada a la menor, algo que no estra en los parámetros de lo normal según la experiencia de Gálvez, quien trabaja como abogado migratorio en Texas.

Felipa de la Cruz, de 39 años de edad, había cruzado la frontera de México con su hija Rosa María en el año 2007, cuando la niña contaba apenas con tres meses de edad. Ninguna de las dos tenía los documentos para ingresar a los Estrados Unidos, pero De la Cruz afirma que lo hizo como una madre que quería hacer todo lo posible para que su hija tuviera la atención médica que su enfermedad requiere.

Rosa María padece desde su nacimiento de parálisis cerebral, un trastorno neurológico que afecta gravemente los movimientos del cuerpo. Había estado viviendo en Laredo desde que entró al país, pero la necesidad de la cirugía de vesícula biliar se presentó de urgencia y la menor tenía que ser trasladada al Hospital Pediátrico Driscoll de Corpus Christi. De la Cruz se vio imposibilitada de viajar con ella, por el temor a ser detenida en los puntos de control que tiene la Patrulla Fronteriza por todas las carreteras del sur de Texas, a unos pocos kilómetros de la frontera con México.

Lo más grave de este caso es que Rosa María fue puesta bajo custodia de la Aduana y Protección Fronteriza desde que fue dada de alta del hospital, la pasada semana. La pequeña se encuentra detenida en un centro para menores indocumentados en la localidad de San Antonio, donde no se le permite estar acompañada por ningún familiar a pesar de su condición. Su propia madre no puede verla por temor a ser detenida y deportada también.

Según Aurora Cantú, la tía de Rosa María, los agentes los presionaron repetidamente para que firmaran los documentos de salida voluntaria hacia México, algo a lo que ella se negó. Los agentes de migración llevaron a cabo la detención de Rosa María pese a que cuando viajaba en la ambulancia tenía un salvoconducto médico, además de que había una recomendación expresa de sus doctores para que no quedara sola en ningún momento, algo también sumamente inusual. El alta médica solicitaba que Rosa María se mantuviera acompañada de uno de sus seres queridos que ya estuviera familiarizado con sus especiales necesidades médicas y psicológicas.

Aun así fue llevada sola al centro de detención de San Antonio, a unos 240 kilómetros de Laredo, donde radica su madre. El abogado del caso defiende que su madre tiene derechos constitucionales de estar con la pequeña. La niña no estaba cruzando la frontera en el momento de su detención, ella estaba viviendo con su madre en Estados Unidos.

Por su parte, Dan Hetlage, portavoz de Aduana e Inmigración, señaló que durante todo el proceso los agentes migratorios estaban haciendo cumplir la ley federal de inmigración vigente. Joaquín Castro, representante de la localidad de San Antonio, señaló que la detención se produjo en una ubicación sensible, ya que en sitios como hospitales, iglesias y escuelas están prohibidas las redadas migratorias a menos que se trate de casos de seguridad nacional, terrorismo o seguridad pública.

Ya que Rosa María tiene un comportamiento de una niña de apenas 5 años, a pesar de tener 10, hasta ahora su madre ha tratado de convencerla de que continúa en recuperación y diario la llama por teléfono.