Getrude Jekyll: la paisajista más influyente del siglo XX
Un día como hoy, hace exactamente 174 años una de las paisajistas más prestigiosas que el mundo haya podido conocer. Su nombre era Gertrude Jekyll, una persona amante de la naturaleza, que se inspiró en ella y que supo interpretarla para destacar su belleza. Nacida en 1843 en Reino Unido, Gertrude fue la quinta de siete hermanos. Y si su apellido le suena familiar es porque uno de ellos es el protagonista de una anécdota que le dio fama mundial. Walter Jekyll, que después fue reverendo, era amigo del famoso escritor Robert Louis Stevenson, que les tomó el apellido para su famosa novela Dr. Jekyll & Mr. Hyde.
Cuando Gertrude tenía cinco años su familia dejó Londres y se mudó a Surrey, donde pasó sus años de educación escolar. En este lugar pudo desarrollar sus motivaciones artísticas y empezar a ponerlas en práctica. Mucho le ayudó el poder formar parte de una de las asociaciones más influyentes e históricas, la del Movimiento Arts & Crafts, que triunfó a finales del siglo XIX. Para lograr este objetivo influyó su buena relación con el arquitecto inglés, Sir Edwin Lutyens, para cuyos proyectos creó numerosos jardines. La colaboración con el arquitecto se inició cuando diseñó la casa de Jekyll Munstead Wood, cerca de Surrey, en 1896. Vale destacar que en 1900, Lutyens y el hermano de Jekyll, Herbert, diseñaron el Pabellón Británico para la Exposición Universal de París.
Gertrude Jekyll es considerada la paisajista más influyente del siglo XX debido a que diseñó cerca de 400 jardines en su país, Gran Bretaña, pero también en el resto de Europa y en América. Frecuentemente se inspiraba en los paisajes del pintor romántico inglés J.M.W. Turner, capturando las estaciones, la luz, las texturas y los matices en crecimiento en sus lienzos. Se le recuerda por sus originales diseños y el enfoque sutil y pictórico de la composición de los jardines creados por ella, en particular por sus bordes de flores (consistía en plantar el jardín basándose en esquemas de color). Sus obras se caracterizaron por los colores resplandecientes y los golpes de pincel en sus plantaciones. Los especialistas que la han estudiado creen que sus esquemas de estilo impresionista se deben al deterioro de su visión, que también fue la culpable de poner fin a su carrera como pintora y acuarelista (de joven estudió pintura en la Kensington School of Art, donde empezó a ser una gran admiradora y luego una amiga de John Ruskin). Sus composiciones de jardines siempre evidenciaron una estrecha relación con el conocimiento de las teorías del color y sus ideas respondieron a los ensayos de armonización que se insertaban en aquellos años de finales del siglo XIX.
Jekyll fue una mujer de innumerables talentos pues además de paisajista fue música, compositora, carpintera, metalúrgica y botánica. Sus libros y artículos demuestran fehacientemente su brillantez, su creatividad y la dedicación que daba a las plantas, y gracias a ellos, además de a sus jardines restaurados, hoy podemos conocer un poco mejor sus ideas, investigaciones y experimentos. Sus trabajos sobre jardinería son ampliamente leídos en las ediciones modernas, ya que escribió más de 15 títulos y contribuyó con más de 1.000 artículos a Country Life, The Garden y otras revistas. Su obra más famosa es Colour in the Flower Garden, una especie de memorias de su juventud. No quiso limitar su influencia a solo enseñar prácticas de jardinería, sino para dar un paso más en el estudio de la jardinería y de las plantas mismas. Su preocupación incluyó hasta las plantas mostradas de la mejor manera, incluso al cortarlas para el hogar, llevándola a diseñar su propia línea de floreros de cristal.
Gertrude Jekyll fue pionera en su afición, luego reconocida como profesión, de tener en cuenta el color, la textura y la experiencia en la composición de jardines, en tanto fue una gran entusiasta de plantas de todos los tipos. Timepo después, Jekyll recogió y contribuyó con numerosas instituciones en Gran Bretaña con el único fin de preservar una gran variedad de plantas. Por su trayectoria profesional e innovación le fueron concedidas dos distinciones de gran importancia: la Medalla Victoria de Horticultura en 1897 y la Medalla Veitch en 1928. Gertrude Jekyll falleció el 8 de diciembre de 1932, a los 89 años y fue sepultada en el cementerio de Busbridge Church, en Godalming, junto a su hermano menor, Herbert Jekyll.