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jueves, 30 de noviembre de 2017

Lleida y Formentera, los matagigantes

Por Aliet Arzola

Primero Anoeta y luego San Mamés. Dos de los recintos sagrados del fútbol español fueron testigo este miércoles de la debacle de la Real Sociedad y el Athletic de Bilbao, respectivamente, onces eliminados en dieciseisavos de la Copa del Rey por escuadras de Segunda B, el Lleida y el Formentera, los nuevos matagigantes de la lid copera.

Ya en la fecha anterior el Fuenlabrada había dado un aviso mandando contra las cuerdas al Real Madrid en el Bernabéu, donde los blancos se salvaron por la chispa de Gareth Bale en su regreso a los campos. Pero no hubo tal milagro para los donostiarras y los Leones, que sintieron en carne viva la furia de equipos pequeños pero sin complejos, totalmente crecidos en los estadios de Primera. Los primeros en dar la clarinada fueron los catalanes, que lograron en 40 minutos algo que parecía imposible: remontar tres goles a la Real Sociedad.

En la ida los txurri-urdin habían ganado 0-1, y en los primeros 45 minutos de San Sebastián ampliaron su renta con sendas dianas de Diego Llorente, de cabeza, y de Juanmi, excelente con recorte y definición en el área contra el portero Diego Rivas. Al regreso del complementario, el Lleida estaba obligado a marcar tres goles y dejar su marco imbatible, algo utópico, teniendo en cuenta la solidez de la Real, que metió en el campo a buena parte de su once estelar. Pero justamente Carlos Martínez, De la Bella, Oyarzabal, Xabi Prieto, Zurutuza, Canales o Vela, algunos de los habituales, vieron como Aitor Núñez, Molina y Bojan Radulovic perforaban tres veces el marco de los anfitriones en Anoeta.

Aitor coronó por la derecha una jugada que se había gestado completamente por la izquierda, justo por donde, tres minutos más tarde, sobrevino un penal a favor del Lleida, válido para el empate. Quedaba media hora de partido, un tramo demasiado largo que se hizo una eternidad para los donostiarras, desastrosos en defensa y sin capacidad de control en su afán de mover la bola y mantener al rival sin opciones a golpe de posesión. El nervio se apoderó de la Real Sociedad, inmóvil tras el centro de Manu Molina por la derecha y el cabezazo de Radulovic, quizás el gol que marque toda su carrera.

El drama fue muy parecido en San Mamés, la casa de los Leones de Bilbao, que en esta ocasión fueron unos meros cachorros a merced del Formentera. A pesar del empate 1-1 de la ida, Ziganda tiró de muchos canteranos sin tanta experiencia en la máxima competición, pensando en refrescar las piernas de cara al duelo crucial con el Real Madrid el fin de semana y la última fecha de la fase de grupos en la Europa League, dentro de ocho días. La apuesta era muy arriesgada y la grada no tardó en darse cuenta de que no daba mucho resultado, tanto que el técnico terminó mandando a la olla a Aduriz, Raúl García e Iturraspe, tres de los inamovibles en la primera plantilla.

Los movimientos dieron más personalidad la Athletic pero no achicaron al Formentera, que mientras pasaban los minutos se sentía en más y mejores condiciones de conquistar la plaza bilbaína. Ese sentimiento creció como onda expansiva y alcanzó de manera mortal a los Leones cuando ya no quedaba margen de error. Por las tribunas algunos suspiraban con un pase a octavos in extremis, pero Álvaro Muñiz provocó un giro dramático de los acontecimientos con un cabezazo de gol en el 95. El atacante se posicionó con libertad en el primer palo a la salida de un córner y remató a placer, un auténtico cubo de hielo para el Bilbao, eliminado en la Copa por un Segunda B, enredado en La Liga a solo horas de recibir al Madrid, y sin nada claro respecto a su avance en Europa. Esto sí es crisis.