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martes, 14 de noviembre de 2017

¿Por qué la sangre es irresistible para los depredadores?

Por Miss GD

Siempre hemos sabido que aquellos voraces depredadores tanto terrestre como marinos, encuentran irresistible el derramamiento de sangre y pueden olerla a kilómetros de distancia. Animales como el lobo o el tiburón se mueven y recorren grandes distancias cuando descubren sangre derramada, lo que les provoca una reacción completamente agresiva, que a aveces no está congeniada con su comportamiento usual. La mayoría de los mamíferos carnívoros atacan solamente a la hora de cazar, cuando el hambre los lanza en busca de alimentos, pero si huelen sangre derramada en cualquier momento, se vuelven muy peligrosos, pues siempre encuentran la fuente del líquido.

Este comportamiento que tanta veces hemos visto en animales, tiene una explicación actual, pues hay un componente molecular que hace que la sangre derramada de cualquier mamífero sea irresistible para las especies depredadoras, conocido como E2D. Aunque los olores constituyen una amplia gama de señales químicas entre especies, pues esta visto que pueden comunicar de muchísimas maneras, los investigadores indican que la E2D es la única esencia que provoca estas respuestas conductuales significativas en diferentes animales, y los hace actuar o huir, pues esta visto que esta sustancia no solo atrae a los carnívoros, sino que hace correr a las presas más débiles.

Según explica el experto Artin Arshamian, de la Universidad de Radboud, este hallazgo es único, ya que es la primera demostración de un solo indicio químico tiene la doble función de informar tanto a la presa como al depredador de diferentes maneras y añade que igualmente, es importante destacar que esta es la primera señal química conocida que afecta a los animales y a los humanos por igual.

La E2D, conocida también con su nombre científico como trans-4,5-epoxy-2-decenal, se forma cuando las grasas de la sangre se descomponen debido a la exposición al aire, o sea, cuando la sangre sale a través de una herida. Por ello, sin heridas abiertas no hay emulsión de E2D, lo que hace que solo un derramamiento de sangre atraiga a los depredadores. Esta especial molécula fue identificada por primera vez en el año 2014, cuando fue aislada en la sangre de cerdo y los científicos luego probaron su nivel atractivo olfativo con tres especies de perros salvajes y algunos tigres siberianos, que reaccionaron de manera muy agresiva.

Los depredadores demostraban su comportamiento fuerte y casi histérico y nunca tenían suficiente cuando olfateaban, lamían o mordían troncos untados con ese aroma de la partícula de E2D presente en la sangre. El equipo de investigadores observó el mismo comportamiento en estos animales cuando se utilizó sangre real en los experimentos, lo que indica que esta molécula está siempre presente.

En esta nueva investigación, el equipo investigó el efecto del E2D en los organismos más débiles, pues creen que las especies que suelen ser las presas estarían bajo presión evolutiva para volverse sensibles a la E2D, y así fue. Demostraron que esa partícula hacía huir a las presas para evitar un baño de sangre, según reflejan los resulatdos de la investigación.

Los humanos también somos sensibles, declaran igualmente, pues la mayoría de personas con las que han probado E2D son sensibles a concentraciones de menos de una parte por billón; esto, por supuesto, es poco común, ya que la mayoría de los humanos tenemos el umbral de detección en concentraciones de una parte por millón o, las más intensas, mil millones.

Esta sensibilidad al olor de la sangre viene, sin duda, de nuestros antepasados, pues el E2D era antiguamente una señal de amenaza. Según afirman los expertos, los humanos somos depredadores oportunistas, y por ello probablemente evolucionamos a partir de una especie presa. Esto hace que algunos aspectos de este rasgo persistan hoy.