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jueves, 16 de noviembre de 2017

¿Por qué un "golpe" en Zimbabue?

Por Diana M.

Zimbabue le ha temido al poder en manos de una mujer y ha repudiado la dinastía mañosamente impuesta. Es por eso que hace pocas horas su Ejército se ha hecho del control del país africano. Fuerzas comandadas por el jefe de las Fuerzas Armadas, el general Constantino Chiwenga, han tomado el Palacio Presidencial, la sede de la televisión, los ministerios así como las instituciones más importantes de la nación. Quien fungiera por más de 40 años como presidente de la nación, Robert Mugabe y su mujer, Grace Mugabe, se mantienen en prisión domiciliaria en tanto se define la situación en el ahora turbulento país.

Según declaraciones oficiales del Ejército en la televisión pública, la seguridad de la pareja presidencial está "garantizada", y actualmente, en tanto se define la situación política del país, se hayan “sanos y salvos”. ¿Y será factible creerles a representantes de un ejército revelado, traidor, golpista? El presidente vecino de Sudáfrica, Jacob Zuma, aseguró que ha sostenido conversaciones telefónicas con Mugabe, quien le ha comunicado que está "detenido en su domicilio" y en buen estado.

Tiroteos, camiones blindados, tanques de guerra, menuda armería se ha sentido en las calles de Harare, la capital de Zimbabue, sin embargo, el partido al que pertenece el presidente insiste en que no se trata de un golpe de estado, pues la pareja apenas la han detenido y en lugar de Mugabe, presidirá hasta acontecimientos próximos el exvicepresidente Emmerson Mnangagwa, quien hacía apenas una semana había sido destituido por cargos de traición y deslealtad. A inicios de este mes la propia primera dama había dicho públicamente que Mnangagwa era "una serpiente venenosa" que "debe ser golpeada en la cabeza". Poco tiempo después salía del país, exiliado con el peor de los estigmas presidenciales.

Pero sucede que Mnangagwa es veterano de guerra, héroe de la independencia del país, con excelentes relaciones dentro de la facción militar; uno de los hombres fuertes del partido presidencial Unión Africana Nacional de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF). Su destitución y posible nombramiento de Grace Mugabe, de 54 años, esposa del novenogenario, indignó a los militares de esta región de África.

Su propio partido, el ZANU-PF publicó al respecto en su cuenta en la red social Twitter:

“La familia presidencial se encuentra detenida y a salvo, lo que era necesario por la Constitución y por la salud de la nación. Ni Zimbabue ni ZANU son propiedad de Mugabe y su esposa. Hoy comienza una nueva era y el camarada Mnangagwa nos ayudará a conseguir un Zimbabue mejor”.

A ello agregan que se trata de una “transición incruenta” en la que se ha detenido a “un anciano del que se estaba aprovechando su esposa”.

Los hechos no tomaron de sorpresa a los más perspicaces. La pasada semana el general Chiwenga, rodeado de 90 altos oficiales del Ejército, había sugerido la asonada militar, pidiendo el fin de la purga y con la advertencia de una posible intervención.

“Debemos advertir a aquellos que están detrás de estos peligrosos engaños que en lo que respecta a proteger nuestra revolución, las Fuerzas Armadas no dudarán en intervenir”, dijo rodeado de noventa altos oficiales del Ejército.

Paralelamente a estos hechos, sucede el regreso del líder opositor por excelencia de los Mugabe, Morgan Tsvangirai, del Movimiento para el Cambio Democrático (MDC, en sus siglas en inglés), luego de estar dos meses en Sudáfrica tratándose por un cáncer de colon. Tsvangirai venció a Mugabe en la primera vuelta de las elecciones de marzo de 2008. Fue la violencia contra sus partidarios lo que hizo que el líder opositor no se presentara en segunda vuelta. Lo intentó cinco años después, en 2013 y obtuvo un 34% de los votos, frente al 61% de Mugabe. Aunque para él como para sus partidarios se trató de una farsa electoral.

¿Qué sucederá entonces en Zimbabue con el poder? ¿Acaso será Tsvangirai la opción que tomará la mayoría en 2018, o la injusticia cometida con Mnangagwa y lo que pueda demostrar estos meses en el poder serán suficientes para mantenerle como líder de la nación africana?

Mientras tanto el presidente más anciano del mundo y su esposa ansiosa de poder se mantienen atrapados en su propio palacio. Los militares se hacen de Zimbabue y restauran vicepresidentes. En tanto, vuelven disidentes y el país digiere los sucesos. Nosotros, el mundo, no le queda de otra que mantenerse expectante ante el futuro más cercano de esta nación.