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viernes, 8 de diciembre de 2017

Treinta años sin conocer su enfermedad

Por LisyFa

Unas vacaciones en Carolina del Norte, una micosis, caca de murciélago y un trasplante de corazón: todos esos sucesos se unen para contar una extraña historia. Los médicos del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Arizona explican cómo un hombre de 70 años visitó el hospital de Tucson después de sufrir un “estado mental alterado” y confusión durante varios días. Una tomografía computarizada destacó una serie de manchas inusuales en el cerebro del hombre, lo que sugirió fuertemente que hubo algún tipo de crecimiento anormal.

Pruebas adicionales indicaron que el hombre podía estar sufriendo de una infección micótica por histoplasmosis, más conocida como "enfermedad de las cuevas" o "enfermedad del valle de Ohio". Este hongo a menudo se desarrolla en caca de aves en descomposición –como los murciélagos–, que se encuentra alrededor de las cuevas húmedas de los valles del río Ohio y Mississippi, así como en partes selectas de América, África, Asia y Australia. Sin embargo, el hombre había permanecido en Arizona durante muchos años, donde no hay casos reportados de hongos. Además, los síntomas suelen aparecer en solo dos semanas después de inhalar las esporas. Las esporas de hongos por lo general ingresan a los pulmones de una persona y desencadenan fiebre, tos, cansancio y varios otros síntomas desagradables similares a los de la gripe. Sin embargo, la mayoría de las personas puede combatir una infección con relativa facilidad a menos que tengan un sistema inmunitario suprimido.

Un arduo trabajo de detective por parte de los médicos reveló lo que podría estar detrás de este extraño conjunto de circunstancias. El hombre tuvo unas vacaciones en Carolina del Norte, un área conocida por albergar el hongo, a mediados de la década de 1980. En 1986, también se había sometido a un trasplante de corazón y recibió medicamentos inmunosupresores a largo plazo para asegurarse de que su cuerpo no rechazara el órgano trasplantado. Estas drogas permitieron que las esporas de hongos permanecieran ocultas en su cuerpo sin ser detectadas por el sistema inmune. Parece que el hongo acaba de presentarse en su cerebro, 30 años después de la infección inicial. El hombre fue dado de alta del hospital, se le administró un medicamento antimicótico para tratar la infección y luego se recuperó. Los doctores en el caso dicen que es un recordatorio de cómo la histoplasmosis a menudo puede ser difícil de diagnosticar, pues no se presenta con la misma sintomatología.