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domingo, 21 de enero de 2018

Mientras más lejos de la calzada mejor

Por EvelynR

Cuando decidimos pasear por la acera o tomar un viaje en bicicleta, por ejemplo, en la calzada, lo menos que pensamos es que esto pueda afectar nuestra salud, más allá de la posibilidad de algún accidente. Sin embargo, realizar un mismo trayecto por la calzada o por la acera puede definir el aire que estamos respirando. Y es que de acuerdo con el estudio Life+Respira, realizado por la Universidad de Navarra en Pamplona, España, transitar por la calzada aumenta en hasta un 40 por ciento nuestra exposición a contaminantes como los óxidos de nitrógeno en comparación a hacerlo por las aceras o carriles de bicicletas.

 

Según los investigadores, estas conclusiones serían extrapolables al 80 por ciento de las ciudades europeas, que tienen una población menor de 500 mil habitantes.

El director del proyecto, Jesús Miguel Santamaría, explicó que hay una relación directa entre la distancia del foco emisor, que serían los coches, y el ciclista o peatón. De acuerdo con los resultados del estudio, con solo alejarnos un metro de la calzada, la exposición a contaminantes disminuye en un 15 por ciento. Las concentraciones de contaminantes varían mucho dentro de una misma ciudad e incluso dentro de una misma calle.

En ese sentido, como explica David Rojas-Rueda, investigador de ISGlobal, entre una calle y otra puede haber una diferencia de un 60 por ciento. Por su parte, los interiores de parques y jardines presentan niveles de gases contaminantes muy alejados de los de la calzada.

Luego de estos resultados los investigadores recomiendan alejarse lo máximo posible de la carretera y cuando no es posible mantener esta distancia, plantean que las barreras vegetales de separación ayudan a reducir la exposición a contaminantes.

Sin embargo, en invierno los árboles de hoja caduca pierden sus hojas y es en esta época en la que frecuentemente se detectan altas concentraciones de contaminantes, y no pueden corregir la calidad del aire. Este es un factor a considerar cuando se diseñan las ciudades pues, por ejemplo, en el caso de Pamplona, el 91 por ciento de los árboles son de hoja caduca.

Sin embargo, en ocasiones, en aquellas calles más estrechas rodeadas por edificios altos, los árboles se transforman en una tapadera, provocando la acumulación de los contaminantes. Es por estos dos elementos que los realizadores del estudio consideran que el uso de la vegetación debe plantearse analizando los impactos en la calidad del aire para cada caso particular.

También determinaron la importancia de dónde se construyen los carriles bici. Para ello se contó con la participación de 200 ciclistas voluntarios que circularon por Pamplona, entre 2015 y 2017, con sensores recopilando datos sobre la calidad del aire.

Al analizar los datos, ya que los ciclistas se encuentran próximos a las fuentes contaminantes y tienen tasas de respiración entre 2 y 4 veces superiores a las de los pasajeros o a los peatones, esto favorece una mayor inhalación de contaminantes. Por ejemplo, en el caso de Barcelona, se han puesto en la mitad de las calles, donde tienes tráfico motorizado de un lado y del otro”.

Estos resultados son relevantes pues la contaminación en las calles tiene efectos importantes en la salud de las personas. Por ejemplo, en áreas urbanas la mayor parte de contaminantes atmosféricos proviene de la quema de combustibles fósiles de vehículos y calefacciones. En el caso de la Unión Europea la contaminación atmosférica causa la muerte prematura de más de 400 mil personas al año, de acuerdo con datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente.

Varias son las ciudades en las que población se ve expuesta a niveles de contaminación mayores a los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por ejemplo, en 2015, el 7 por ciento de la población de Pamplona estuvo expuesta a niveles de contaminación de óxidos de nitrógeno mayores que los valores máximos recomendados. Según la investigación, dicha contaminación provoca en esa ciudad, cerca de 120 ingresos hospitalarios al año y los daños en la salud se traducen en importantes costes médicos, que en el caso particular de Pamplona, ascendieron a 5,7 millones de euros en el 2015.

Hay factores que influyen en las características de la contaminación como son la climatología, la zona de la ciudad, la época del año y la hora del día. Por ejemplo, la exposición a contaminantes aumenta de manera significativa en gasolineras, carreteras muy transitadas en hora punta, rotondas, semáforos y calles estrechas con edificios altos. A su vez, hay una correspondencia con la velocidad del tráfico pues en las vías más rápidas los niveles de contaminación son bastante superiores comparados con las zonas de limitación de velocidad.

El director del proyecto cree que la solución pudiera estar en la reducción del tráfico en las ciudades y la promoción del transporte sostenible. En ese sentido, explica que en España hay un repunte del uso de la bicicleta y ciclistas y peatones pueden disminuir su exposición apartándose de las fuentes de emisión. Una idea útil pudiera ser el uso de aplicaciones móviles que indiquen al ciudadano como ir de un punto a otro de la ciudad por la zona menos contaminada. Otra idea pudiera ser incrementar los espacios de zonas verdes, así como los destinados a peatones y ciclistas.